Animación sin inspiración
por Virginia MontesAl mismo tiempo que su carrera como productor tomaba impulso, la faceta de Luc Besson como cineasta comenzaba a difuminarse. Sus últimas películas habían dejado de ser los éxitos de taquilla que consiguiera en su momento con cintas como El profesional (León) (1994) o El quinto elemento (1997). Quizás por eso decidió refugiarse en un género radicalmente diferente al que había practicado hasta el momento, más amable y mucho más rentable en taquilla que las películas para público adulto al que solo parecía poder ofrecer películas de persecuciones de coches y peleas chuscas.
Así, a través de unos personajes que el propio Besson había creado en su infancia, el director se introducía en un mundo de fantasía infantil en el que convivían la animación y la imagen real, en una simbiosis un tanto extraña en la que sorprendía la poca elegancia del trazo visual y los escasos recursos imaginativos empleados para traspasarlo a la pantalla, a pesar de todo el aparataje montado para adornar una película que terminaba siendo tan poco brillante como demasiado infantil, incluso para los niños más pequeños...
A favor: Las voces originales de David Bowie, Madonna y Snoop Dogg.
En contra: Que esta sea la fórmula de superproducción animada que se haga en Europa.