La vida y nada más
por Bibi RamosEl actor Alan Rickman debutó en la dirección con la adaptación a la gran pantalla de la obra teatral de Sharman Macdonald. Es su única película hasta la fecha tras las cámaras, pero en esta demostró un interesante aplomo para confrontar a los individuos entre sí y frente al espacio. El invitado de invierno está rodada en unos imponentes paisajes helados escoceses y el reparto coral del filme se desenvuelve y está dirigido notablemente.
Rickman ofrece un mosaico humano, no solo por el hecho de narrar en base a ocho personajes principales, sino porque cada par representa una etapa vital clave. Así van enlazándose infancia, vejez, juventud y madurez, si bien es cierto que algunas decisiones de montaje no son lo más afortunadas que podrían haber sido. El filme posee un tempo detenido, como el mar helado de fondo, y los saltos entre las historias a veces interrumpen sin mucha habilidad ese discurrir.
A favor: La construcción de personajes, las interpretaciones (el imponente vis a vis entre Emma Thompson y Phyllida Law) y su integración en localizaciones brillantemente filmadas.
En contra: Algunas decisiones de montaje.