Espejos reformantes
por Bibi RamosLa segunda película dirigida por la también actriz y coguionista Agnès Jaoui tras la buena recepción cosechada por Para todos los gustos repite algunas de las claves de la fórmula precedente. Vuelve a escribir el guión junto al actor (y su esposo en la vida real) Jean-Pierre Bacri y a hacer versar el relato sobre las emociones y conflictos derivados de la soledad existencial y del intercambio comunicativo con los otros, en una sociedad saturada de representaciones visuales. Como una imagen narra en concreto varias historias paralelas que se cruzarán al "estilo Altman", que contienen una fuerte presencia del ámbito literario y cuyo leitmotiv será la falta de seguridad y autoestima de la mayoría de personajes. Así Jaoui y Bacri presentan a una adolescente frustrada que pretende el afecto paterno, a un escritor reconocido pero huraño, a otro en vías de reconocimiento pero sin crédito propio, a una profesora de canto que duda de su talento personal...
Jaoui pone en escena un hábil e inteligente guión que sabe dónde se encuentran algunas de las más grandes contradicciones humanas, aquellas que hablan sobre la dificultad de tener fe y confianza en uno mismo, lo complejo que resulta verse con cierta objetividad y cuan fácil es creer en el potencial ajeno antes que en el propio. Los encuentros entre personajes serán el germen que irá activando pequeños cambios, grandes revelaciones, chispas para un avance certero y esperanzador, una efectiva y emocionante manera que no duda en practicar una incómoda acidez para que nos demos de bruces con unas cuantas aristas de nuestros yoes, saliendo de la sala con una experiencia que nos ha hecho un poquito más grandes.
A favor: Su clarividente y honesta exposición de algunos conflictos humanos universales. Los diálogos y su ágil puesta en escena.
En contra: Que se tome como una segunda parte de Para todos los gustos.