Que viva la clase media
por Diana AlbizuLa primera película que Paul Weitz dirige en solitario (sin la colaboración de su hermano Chris Weitz, junto a quien ha hecho 'American Pie', 'Down to Earth' y 'Un niño grande') es también un guión original suyo en el que da un pequeño giro de sus comedias anteriores a un registro más cercano a la dramedia moderna. Con ello, consigue una de las mejores películas de 'clase media' y 'gente normal' del cine norteamericano de la pasada década, sin necesidad de extravagancias indie, guiños hipster a Sundance ni la ironía como único valor. Simplemente rodando con delicadeza funcional un guión bien trabajado y reuniéndose de buenos profesionales de la actuación. Tan fácil como eso.
La historia también tiene que merecer la pena, claro. Pero la complicada situación ante la que se ve el protagonisma (recordamos: una complicación de la vida diaria) Dennis Quaid cuando su nuevo jefe, Topher Grace, resulta tener la mitad de años que él es capaz de mantenernos atentos a la pantalla. El embrujo del cine que hará que nos peguemos a ella entra en juego cuando Topher empieza a interesarse por al hija de 18 años de Dennis, Scarlett Johansson, y el enredo cómico empieza a tomar forma. Pero Weitz nunca deja de lado a sus personajes, se coloca a la altura de sus intérpretes y deja que los nudos del guión se deshagan con las dosis justas de 'sufrimiento' para ellos. Va a resultar que lo de haber buenas películas era algo como esto.
A favor: Scarlett Johansson, que parecía mucho mejor actriz en esta época que en la actual.
En contra: Corre el riesgo de ser olvidada entre las toneladas de cine intrascendente producido durante la década pasada. ¡No dejen que eso suceda!