Tres veces cansina
por Virginia MontesSi la primera y la segunda parte de Shrek conseguían mantener el tipo (a pesar de que su calidad resultara bastante escasa), esta tercera parte que nos ocupa no logra ni siquiera llegar a niveles de decencia mínimos. Repetición de personajes, de situaciones, escasa imaginación para inventar nuevos recursos con los que conseguir darle la vuelta y expandir el universo establecido y colección de clichés y más clichés, es lo que conjuga esta desvalida entrega que viene a completar la trilogía de una forma un tanto cansina. En esta ocasión, Shrek tendrá que hacer frente a la responsabilidad de ocupar el trono de su suegro, por lo que la pareja de ogros tendrá que volver al reino de la princesa Fiona. Domesticada y con escaso impulso cómico, la película se desliza de manera rutinaria, previsible y con la misma escasa calidad visual que sus antecesoras, solo que esta vez ya parece haber agotado los medios y parece querer salvar el expediente por la vía más rápida y sencilla: la de la muletilla y la reiteración.
A favor: El gato con botas siempre resulta el más simpático.
En contra: El diseño sigue siendo tan poco elegante como siempre, y esta vez además narrativamente resulta aburrida.