Críticas
2,5
Regular
Tideland

Alicia grotesca

por Diana Albizu

Dado que posiblemente Terry Gilliam sea uno de los cineastas más personales, insobornables y comprometidos con su propia visión que queden en el cine estadounidense, es una pena que con todo lo que le cuesta sacar sus proyectos adelante (¿cuántos réquiems le hemos compuesto ya a la por siempre inalcanzable 'El hombre que mató a Don Quijote'?) a veces podamos encontrarnos con resultados que no acompañan lo que se espera del director. En el caso de 'Tideland', lo que parecía una oportunidad magnífica para, a partir de la gótica novela original de Mitch Cullin, hacer una interpretación personal del esquema fantástico-alegórico de 'Alicia en el País de las Maravillas', termina por convertirse en una zozobra expositiva más cercana a la autoindulgencia a la hora de crear imágenes impactantes que al brío de un narrador decidido.

El poso de duda y balanceo que parece habitar en las imágenes de 'Tideland' logra convencer a cierto sector de la crítia (que, por ejemplo, le concedió el premio FIPRESCI a su paso por el Festival de San Sebastián), sobre todo teniendo en cuenta que el director venía de firmar su peor y más comercialmente licuada película ('Los hermanos Grimm'). El drama de la joven Jeliza-Rose (Jodelle Ferland), abocada a evadirse de su deprimente y trágica realidad a través de la fantasía, llamaba a un cineasta más en forma para dar vida a un mundo que, acertadamente, se muestra equidistante entre el sueño y la pesadilla.

A favor: Momentos de imaginería y planos inspirados que siempre puedes encontrar en una película de Gilliam.

En contra: Cómo explota el recuerdo de 'Alicia en el País de las Maravillas' para no lograr nada.