Críticas
4,0
Muy buena
Vuelo nocturno

Terror aéreo

por Miguel Blanco

Tras realizar en los años 70 y 80 varios clásicos del cine de terror ('La última casa a la izquierda', 'Las colinas tienen ojos', 'Pesadilla en Elm Street'), Wes Craven está dedicando esta última parte de su filmografía a trabajar sobre esos tópicos, a juguetear con los lugares comunes y a ofrecer agudas críticas posmodernas sobre este género. Todo empezó con la metalingüística 'La nueva pesadilla de Wes Craven', un regreso a la famosa saga, pero donde víctimas eran los actores de la película original. Un juego macabro y extraño donde Craven aparecía como una víctima más del poder de Freddy. Después vino el éxito de 'Scream', que cambió el cine de terror para siempre.

Sin embargo, entre la tercera y la cuarta parte de 'Scream', Craven realizó dos pequeñas y magníficas películas que están entre lo mejor de su filmografía. Una es 'La maldición', película contemporánea sobre hombres lobo que sigue la estela marcada por 'Scream', pero con un espíritu aún más desenfadado. Y la otra es esta 'Vuelo nocturno', magnífico thriller en el que Rachel McAdams tiene que lidiar con un peligroso terrorista a bordo de un avión. El cine de terror siempre ha sido perfecto para hablar de los problemas del mundo con algo de distancia. Y Craven plantea un thriller terrorista en un avión poco después de los atentados del once de septiembre. Puede parecer inofensivo en un principio, pero al final resulta mucho más agresivo que acercamientos más ortodoxos como los de Paul Greengrass y Oliver Stone.

Y es que en la parte final del film, Craven vuelve a mutar el estilo, para convertirlo en un slasher de toda la vida. El terrorista, tras ver fracasados sus planes, decide vengarse de la protagonista. Pero lo hace con el rostro desfigurado, convertido en un nuevo psycho-killer, en una especie de Freddy Kruger que aparece en la vida de la heroína cuando ella creía estar a salvo. En el fondo, de lo que nos habla Craven es de cómo un peligro real (el terrorismo) se puede convertir en un peligro mucho mayor, mucho más nocivo, por culpa de nuestros miedos. Es decir, algo similar a lo que pasaba con Freddy, pero llevado en esta ocasión al terreno político y a la actualidad de los EEUU.

A favor: Que recupere el comentario político para el cine de terror.

En contra: Que su poco éxito dejara a Craven sin rodar durante cinco años.