Pasteles para todos
por Daniel de PartearroyoSofia Coppola dio un giro histórico en su tercer largometraje, el primero después del éxito generacional conseguido con 'Lost in Translation' (2003). Al fin y al cabo, retratar los días de lujo y suntuosidad de María Antonieta, reina consorte de Francia, tras su matrimonio con Luis XVI y hasta el estallido de la Revolución Francesa no desentonaba en absoluto con lo ofrecido por su filmografía anterior (crónicas de hastío adolescente, juvenil y maduro en deslocalización emocional permanente) ni por lo que vino después ('Somewhere', 2010).
La directora llevó directamente su estilo lánguido y cercano al 'sfumato' al Versalles del siglo XVIII tratando a la monarca y sus amistades de la realeza como si fueran jóvenes contemporáneos que vuelven de fiesta al amanecer con 'Ceremony' de New Order todavía resonando en los oídos. Los tonos pastel, el merengue y la segmentación narrativa pretenden captar una atmósfera y 'joie de vivre' despreocupados, exultantes, muy adecuados. La realeza protagoniza la portada de 'Vogue' que es su vida hasta la irrupción inesperada y contundente del pueblo, que guillotina la película.
A favor: Un reparto ideal, especialmente Kirsten Dunst, y el acierto de Coppola al seleccionar una banda sonora anacrónica sensacional.
En contra: Caer en la trampa de tratar frívolamente y con superficialidad un mundo frívolo y superficial.