Bruno Ganz frente al monstruo
por Diana AlbizuSi tengo que quedarme con uno de los logros conseguidos por 'El hundimiento' en su retrato de los últimos 10 días de vida de Adolf Hitler no es con la capacidad que tuvo para lavar el tabú cultural alemán (¿occidental?) de realizar un retrato del dictador genocida que no partiera de una perspectiva viciada por sus acciones, sino porque consiguió que el suizo Bruno Ganz fuese finalmente reconocido a escala mundial gracias a su interpretación de Hitler. Ni creo que sea el mejor trabajo del sobresaliente actor de 'El amigo americano', 'El cielo sobre Berlín' o 'Nosferatu, vampiro de la noche', pero su Hitler se siente (y, sobre todo, escucha) terriblemente auténtico en su humana crueldad y egomaníaca tendencia a la destrucción.
La puesta en escena frontal y funcional de Oliver Hirschbiegel da a entender desde el principio que 'El hundimiento' es una película consagrada a sus actores. Así, lo tiene fácil para superar otros films centrados en los últimos días de Hitler en su búnker de Berlín, como 'Hitler: los últimos diez días' (Ennio de Concini, 1973), simplemente mostrándose pegado a los hechos con una seriedad casi académica. Sin embargo, sus salidas fuera de la reclusión, como cuando dedica tiempo a las penurias del niño soldado que recibe una condecoración al inicio, abandonan el tono quirúrgico del resto del metraje para caer en concesiones más emocionales que la película no parecía necesitar.
A favor: Aparte de Ganz, la rumana Alexandra Maria Lara también hace un buen trabajo como la secretaria Traudl Junge en cuyas memorias está basada la película.
En contra: Que su fama ensombrezca otras aproximaciones mucho más arriesgadas a la figura de Hitler como 'Moloch', de Alexander Sokurov (1999).