Un cuento moderna y urbano
por Israel ParedesTras 'El bosque' M. Night Shyamalan se adentro en 'La joven del agua' en un cuento de hadas para adultos en el que resuenan los ecos de diferentes narraciones infantiles, como los de "Caperucita roja". Shymalan construye una película alrededor de una urbanización en la que el encargado de mantenimiento, Cleveland (Paul Giammatti), encuentra a una joven en la piscina que parece correr serio peligro; para salvarla, Cleveland deberá contar con la ayuda de todo el vecindario, en el que están, no podía ser de otro modo, representada toda la sociedad... Shyamalan vuelve a demostrar su capacidad de construcción visual y para la puesta en escena a la vez que denota su incapacidad para construir un guion en condiciones y para soslayar una sensiblería que, según avanza la narración, se hace cada vez más insoportable. 'En La joven del agua' Shyamalan cae en una suerte de iluminismo social que tira por la borda todo el sentido de cuento de hadas urbano y contemporáneo que podría haber sido la película. Pero la megalomanía del cineasta es evidente y en el resultado de 'La joven del agua' se hace patente: una obra que intenta ser más de lo que realmente es en vez de contentarse con narrar una simple historia bajo la cual se desarrolle un subtexto; no, Shyamalan prefiere partir de los grandes discursos camuflándolos de sencillez, aunque no esté en realidad capacitado para ello, sobre todo, porque en su ideario y en su mirada hacia el mundo mezcla toda serie de religiones en una mezcolanza intragable. Y así, 'La joven del agua' nos lleva hacia la nada y nos deja con la sensación de que podíamos haber presenciado una buena historia y, al final, estamos ante nada.
A favor: El arranque, aunque crea unas expectativas que al final no se cumplen.
En contra: Hay muchas cosas donde elegir, pero nos quedamos con la propia presencia de Shyamalan como actor, quien se reservó un "papel" estrella que resulta casi insultante.