Gnomeando a Shakespeare
por Covadonga G. LaheraVuelta de tuerca innecesaria y sonrojante de la celebérrima obra romántica de William Shakespeare. El disparate no parte tanto de la conversión de los protagonistas del original en gnomos animados de jardín, sino en el fracasado sentido del humor del que se hace gala, de sus fallidos guiños y de la poca gracia con la que se desarrollan los entresijos de la trama entre vecinos en conflicto, flamencos rosas y cortadores de césped. Kelly Asbury pretende seguir las huellas de Toy Story, pero se pierde, y mucho.
Esta nueva adaptación retoma las claves del original, situándolas en Verona Drive: la unión entre los amantes se ve amenazada por el archiconocido enfrentamiento entre los Montesco (gnomos azules) y los Capuleto (gnomos rojos), dispuestos a saciar una permanente sed de venganza ("gorro por gorro"), y pone de manifiesto la irracionalidad de las acciones que persiguen tal empresa, suavizando la fatalidad... con un final feliz que se le impone al mismísimo Shakespeare. A este empacho de cursilería contribuyen también los tonos pasteles del filme y las notas musicales de Newton Howard y Elton John –productor ejecutivo del filme-, que, ¡oh, dios mío!, incluye cameo gnómico.
A favor: La curiosidad inicial por ver cómo se puede contar Romeo y Julieta con gnomos de jardín. Lástima que la sorpresa se rompa tan deprisa y decepcione tanto.
En contra: Uno acaba empachado de almíbar.