Relato de infancia y de una época
por Rodolfo SánchezTras su espléndida trilogía y la magistral Voces distantes, Terence Davies continúo su indagación autobiográfica encubierta de ficción en El largo día acaba.
En ella, Davies regresa a los años cincuenta en una Inglaterra de post-guerra que a pesar de los cambios económicos que el país experimentó seguía presentando no pocas carencias, sobre todo en las clases bajas o en las trabajadoras. A través de los ojos de un niño el cineasta retrata una época con el cine como vía de escape pero sin caer en momento alguno en una nostalgia desaforada. Davies se adentra en el mundo de la infancia a través de una mirada limpia, sin excesos dramáticos, buscando emoción pero también distanciamiento, trabajando la puesta en escena de manera soberbia, jugando con la música y la imagen de manera modélica y transmitiendo un excelente gusto a la hora de construir cada encuadre. Alejándose del modo académico reinante en gran medida en el cine británico, Davies es capaz de tomar la tradición de su cine para reelaborarla y entregar una película hermosa y sincera que mediante una narración de cariz íntimo e individual es capaz de hablar de toda una época y sus carencias. Espléndida.
A favor: El trabajo visual de Davies, elegante y personal.
En contra: Poco se puede objetar a una obra ten bien elaborada.