Un divertido cuento de hadas
por Rodolfo SánchezSi bien es cierto que la carrera de John Schlesinger cayó, a finales de los ochenta, en un descenso de interés considerable, también lo es que de vez en cuando aparece algún título notable o, incluso en sus peores momentos, restos de un director que tuvo talento y supo explotarlo en su momento.
Su penúltima película, La hija de Robert Poste, es de lo mejor que rodó en sus últimos años, y resulta además una propuesta extraña dentro de su cine. A partir de una novela de Stella Gibbons, Schlesinger dio forma a una obra que oscila entre la comedia amable y la sátira alrededor de los cuentos de hadas con un toque clásico muy apreciable en su naturalidad y unas interpretaciones notables, que traslada al espectador a un mundo mágico pero para nada empalagoso que tan solo falla en que, en determinados momentos, da la sensación de que sus responsables no son capaces de ir más allá de su propuesta y construir algo más ambicioso. Pero queda una obra notable, bien dirigida y ambientada y cuya sencilla y amable historia engancha al espectador desde el principio, haciendo, curiosamente, de la superficialidad su mejor virtud.
A favor: Los actores, la dirección.
En contra: Que pase por una comedia sin interés.