En el velatorio de Elena, Adela siente que todo es irreal. Mientras observa el funeral, recuerda un otoño de hace diez años, cuando Elena estaba llena de vida y disfrutaban juntas de días de playa, libros y risas. Aunque sabe que siempre extrañará a Elena, hoy se siente cerca de ella, como si todavía estuviera a su lado.