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Después de los sucesivos chascos de los tres últimos meses, y tras la inesperada sorpresa de Schwarzenneger y su Ultimo Desafío, lo cierto es que me esperaba un poco más de la vuelta en solitario de nuestro buen amigo Sly. Es curioso, puesto que hay películas suyas en el pasado –me viene a la memoria El Especialista, con Sharon Stone, de infausto recuerdo, o la deplorable Cobra, por no mentar una que se llamaba El Halcon–que están a un nivel muchísimo más bajo. La comparación no arroja dudas, y Una Bala en la Cabeza es quizá la mejor película que Stallone ha hecho tras John Rambo –la última de la serie que resulta excelente a todas luces, una sorpresa genuína– y la segunda y horrible parte de Los Mercenarios.
Es mejor que las que ha mencionado pese a los clichés, pero sobre todo porque Stallone se cree mucho más su papel y no abunda en los tópicos del tipo duro-con corazón-que sufre-y-es-muy-humano-pero-que al-final-tiene-que-ganar. Además, aquí no hay chica, salvo su "hija". Stallone está más suelto, es un poco más socarrón, y se le ve mucho más desenvuelto que en otras películas.
Hay cosas buenas de "Una bala en la cabeza" –los malos están muy bien dibujados en especial el personaje traído de África y el excepcional papel de Jason Momoa, el primer enemigo de Stallone que tiene peso específico y personalidad propia en muchos años. Las hay no tan buenas, como la hija que tiene una tienda de tatuajes y cuya química con Stallone es nula, o el soseras del policía coreano que le acompaña–y otras un poco peores, como un argumento que, aunque sencillo, es realmente pobre y perjudica la impresión final. En el film de Arnold, lo más conseguido es la relación del Sheriff con sus ayudantes en el entorno de ese pueblo fronterizo con México.
Siempre me han repateado los críticos pseudointelectuales que se afanaban en crucificar a actores como Stallone o Schwarzenneger catalogándolos de pésimos o malos actores con mucho músculo y poco cerebro. Estos críticos no tienen ni idea de lo que es el cine. Sly y Arnold son iconos del cine moderno, gente que respira cine y sabe perfectamente lo que espera la industria de ellos. Y sobre todo gente que creó un nuevo género cinematográfico en los ochenta, con todos sus defectos y virtudes, pero una innovación en el entretenimiento cinematográfico, y esto es dificilísimo. No son exactamente mi tipo, pero he disfrutado con sus películas, y me quito el sombrero cuando siguen poniendo en pie sus proyectos, pese a que la taquilla les ha vapuleado esta vez. Pero a seguro se levantarán.
Es mejor que las que ha mencionado pese a los clichés, pero sobre todo porque Stallone se cree mucho más su papel y no abunda en los tópicos del tipo duro-con corazón-que sufre-y-es-muy-humano-pero-que al-final-tiene-que-ganar. Además, aquí no hay chica, salvo su "hija". Stallone está más suelto, es un poco más socarrón, y se le ve mucho más desenvuelto que en otras películas.
Hay cosas buenas de "Una bala en la cabeza" –los malos están muy bien dibujados en especial el personaje traído de África y el excepcional papel de Jason Momoa, el primer enemigo de Stallone que tiene peso específico y personalidad propia en muchos años. Las hay no tan buenas, como la hija que tiene una tienda de tatuajes y cuya química con Stallone es nula, o el soseras del policía coreano que le acompaña–y otras un poco peores, como un argumento que, aunque sencillo, es realmente pobre y perjudica la impresión final. En el film de Arnold, lo más conseguido es la relación del Sheriff con sus ayudantes en el entorno de ese pueblo fronterizo con México.
Siempre me han repateado los críticos pseudointelectuales que se afanaban en crucificar a actores como Stallone o Schwarzenneger catalogándolos de pésimos o malos actores con mucho músculo y poco cerebro. Estos críticos no tienen ni idea de lo que es el cine. Sly y Arnold son iconos del cine moderno, gente que respira cine y sabe perfectamente lo que espera la industria de ellos. Y sobre todo gente que creó un nuevo género cinematográfico en los ochenta, con todos sus defectos y virtudes, pero una innovación en el entretenimiento cinematográfico, y esto es dificilísimo. No son exactamente mi tipo, pero he disfrutado con sus películas, y me quito el sombrero cuando siguen poniendo en pie sus proyectos, pese a que la taquilla les ha vapuleado esta vez. Pero a seguro se levantarán.