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Sin duda hay un excelente trabajo de ambientación y en algunos casos el sello del director al usar un teatro como escenario, lo que da lugar a interesantes experimentos visuales. Pero la historia llega un momento en que se enroca, presentando la obsesión de una mujer por su amante con un trasfondo de personajes secundarios que buscan también el amor a su manera. Sin faltar el respeto a la obra de Tolstoi, es un lujoso culebrón de vestimentas y sociedades de buenas maneras, pero algo falla, y no sabría decir el qué. No es que Keira esté mal, ya que el papel parece hecho para ella. Los personajes no salen de sus costuras, o no permanecen el tiempo suficiente como para que los recordemos. Salvo, claro está, el fabuloso trabajo de Jude Law, que logra emocionarnos con el personaje de un primer moinistro al que su mujer le traiciona. No es una película muy entretenida, pero tampoco sería justo calificarla de irregular.