Oskar C.
Películas
Series
Títulos
Volver
3,5
Publicada el 18 de marzo de 2014
La filmografia de Scorsese está ligada a New York o quizás sea al revés. Tal vez la eterna ciudad sea la que está ligada al director. La simbiosis entre ambos es tal que uno ya no puede determinar dónde empieza uno y dónde acaba el otro. El cine de los últimos 40 años relacionado con Nueva York es sinónimo de Scorsese (Woody Allen hace mucho tiempo que se "divorció" de la ciudad). A Martin siempre le ha interesado la ciudad desde sus extrañas. Nos ha mostrado sus miserias, locuras y extremos. Es cruel con su ciudad natal porque la ama en demasía. Tiene tal fervor por "la ciudad que nunca duerme", que es incapaz de darle la espalda. En cada proyecto en el que se sumerge nos desvela nuevos matices de la inmortal urbe. Desde 'Malas calles' (1973) hasta la actual 'El lobo de Wall Street' (2013) pasando por innumerables enfoques y revisiones que nos muestran al Scorsese más comprometido, al más humano o al más despiadado. Pero siempre con el alma en las manos, sin medias tintas. Su amor por Nueva York, reflejado en su cine, es una larga historia de desencuentros. Hoy, volveremos al Nueva York menos conocido, a las calles que vieron surgir un mito.

Si en 'La edad de la inocencia' (1993) Scorsese proponía un ejercicio de "limpieza" visual de su querida ciudad, donde premiaba la historia de los personajes sobre el contexto en el que se desarrollaba, en 'Gangs of New York' su prioridad es otra. Quiere devolver a su lugar la historia que no fue contada. Es el "lado oscuro" de aquella. Donde eran luces, aquí hay tinieblas, donde había hipocresía aquí hay mezquindad. El otro lado de la moneda sin atisbo de compasión por parte del director. Quiere enseñarnos que poco han cambiado las cosas en su ciudad. Que los que levantaron la gran metrópoli hace más de 150 años a base de sangre, sacrificio y fuerza de voluntad, lo siguen haciendo hoy en día (se rodó en 2001, justo en la época de los atentados del 11-S).

Una vibrante super-producción (como antiguamente) rodada en los míticos estudios Cinecitta de Roma. Nos presenta a un Scorsese lleno de fuerza visual y arrolladora puesta en escena. Con brillantes decorados que ayudan a plasmar la visión de un Nueva York a principios del siglo XIX. Con más entrega que convicción, nos regala una perla más en su enorme colección de títulos. Aunque en esta ocasión se prodigue más en el cuándo que en el cómo. La historia, basada en hechos reales (sí, como siempre) es tomada por Jay Cocks ('La edad de la inocencia') y Steve Zaillian ('La lista de Schindler', 'American gangsters') para componer un retrato detallista de un lugar concreto de New York, Five Points, donde las "primera mafias" comenzaban a solidificarse para levantar, desde las sombras, el poder de los políticos emergentes.

El pasado y el presente de una ciudad (o de un país) se muestra como lo que es. Un ponzoñoso lugar donde la corrupción, el crimen y la traición por intereses se disfrazan de democracia sin garantías de igualdad. Scorsese no juega a dos bandas, refleja su visión. No quiere endulzar la historia de su ciudad, sólo deleitarnos con un retrato febril de unos años que poco distan con los de hoy en día (en cuanto a lo social y político se refiere). Para ello, distribuye una serie de personajes llenos de odios, rencores, intereses y mediocridad. No puedes realmente declinarte por unos o por otros, pues todos tienen su verdad y su esencia de ser. Una contraposición de caracteres que hace al espectador ser eso mismo, un mero espectador. No deja que nos llevemos por la pasión (aunque tiene momentos, como al inicio, que fomentan esa sensación).

El reparto es efectivo y compacto. Con un breve Liam Neeson que se erige en totem. Una Cameron Diaz resultona y bien tratada. Un Leonardo DiCaprio que quizás no llegue a estar del todo conectado con el personaje y sea por eso el eslabón más débil del platel. Y para rematar, un Daniel Day-Lewis descomunal. Nos ha acostumbrado a sus monstruosas actuaciones, nos seduce desde el horror. En esta ocasión, forja un personaje inolvidable, Bill el Carnicero, haciendo sombra a todos en cada escena que aparece. Soberbio y sabio. Un precioso regalo para el público y motor (verdadero) de la película.

Pero lo que de verdad ayuda al film, es el acabado final. Una producción ( bajo el amparo de Alberto Grimaldi, sí...ese príncipe monagesco) que sobrevive magníficamente por el trabajo de montaje que una vez más devuelve al Scorsese más titánico. Sin alma, pero con furia. Un meticuloso viaje en el tiempo que hace vivir durante dos horas y media al espectador de un fastuoso producto más cerca de la épica que del trayecto personal al que nos tiene acostumbrados Martin. Pese a esos pequeños defectos de forma, 'Gangs of New York' puede adherirse a esa trilogía del crimen en la carrera del director que forman 'Malas calles' y 'Uno de los nuestros'.

El nacimiento de la mafia neoyorquina con unas pizcas de mala leche.