Ha sido una de las películas más terroríficas de la última década, una sensación que muy pocos vieron venir porque surgió de la nada. Una efectiva e intensa película con uno de los mejores monstruos del cine reciente, tan escalofriante como realista hasta el punto que hiela la sangre. Muchos aficionados no dudan en poner No respires entre lo mejor del género de los últimos años.
Si a estas alturas todavía se te ha escapado esta sensacional película de Fede Álvarez, debes saber que la puedes recuperar a través de Netflix, aunque sólo por tiempo limitado. El 31 de octubre es el último día en el que puedes ver en streaming este directo cañonazo de suspense y supervivencia retorcido con un totalmente brutal Stephen Lang y la presencia notable de Jane Levy, Dylan Minnette y Daniel Zovatto.
Estos tres actores interpretan a un delincuente trío de jóvenes que van asaltando diferentes chalets con planes perfectamente calibrados para robar todo lo posible y de valor. Su siguiente objetivo parece el blanco perfecto: un multimillonario ciego en una mansión imponente que puede contener miles y miles de dólares. Suficiente para retirarse por una temporada y vivir a lo grande.
Pero antes de que puedan darse cuenta ya se han cambiado las tornas. Ya no son ellos los asaltantes arrinconando a un viejo indefenso, sino que serán los perseguidos en un violento y mortal juego del ratón y el gato, muy peligroso aunque el gato en cuestión sea ciego. Deberán escapar para sobrevivir a la caza y también a los múltiples y retorcidos secretos que guarda la mansión.
La manera en la que Álvarez va transformado un thriller de atracos y crimen hacia un terror de supervivencia cargado de tensión y de perturbación psicológica resulta muy efectiva. Durante 88 minutos nos vemos metidos en una claustrofóbica atracción con giros de guion que no te rompen la cabeza pero si te dejan petrificado por los extremos oscuros a los que deciden llegar.
Nada de esto sería del todo exitoso si no tuvieran a un intérprete como Stephen Lang interpretando al villano. La transformación física que realiza para hacer realista este monstruo es justo lo que lo vuelve tan aterrador. Implacable en su manera de ejercer castigo físico brutal o perseguir a sus enemigos sin emplear la vista te llega a helar por completo la sangre.
La película no siempre impacta, pero siempre resulta efectiva, causando una experiencia intensa e intrigante de inicio a fin. Su secuela No respires 2 no tuvo tanta fortuna, estrenada de manera destacada pero difuminándose muy pronto. Era difícil igualar el estupendo ejercicio de terror primario que realiza el cineasta urugayo en esta primera entrega.
Puedes ver No respires en Netflix hasta el 31 de octubre.
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