Hace poco hablaba con Álex de la Iglesia sobre el beneficio de no tener miedo a los excesos. Su cine es el mejor ejemplo de libertad cuando hablamos de crear sin tapujos. A De La Iglesia nunca le ha asustado ir a contracorriente y dejarse llevar por la abundancia de efectos. “Los excesos encajan en mi cine porque no encajan en la vida. En la vida no son posibles, te llevan a la destrucción. Sin embargo, como decía William Blake ‘El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría”, comentaba en una entrevista con SensaCine.
En su nueva película, El cuarto pasajero, esa traca propia del cine del director te pilla un poco desprevenido. Llegas para ver un ‘roadtrip’ en el que esperas que pueda pasar cualquier cosa y, aunque es eso lo que te encuentras, todo queda coronado por un tercer acto propio de un manicomio en el que todo se sale de madre. Tiene sus puntos más o menos acertados -y más o menos previsibles-, pero lo que es El cuarto pasajero es un viaje muy disfrutable que te hace estar con los ojos bien abiertos y siempre al borde de la risa.
Un viaje liderado por Ernesto Alterio
El cuarto pasajero cuenta la aventura -porque no se puede calificar de otro modo- de cuatro personas a las que Bla Bla Car junta en un coche para bajar de Bilbao a Madrid. Dos de ellas ya se conocen, Lorena (Blanca Suárez) y Julián (Alberto San Juan), quienes han compartido ya muchas horas a base de hacer kilómetros cada fin de semana. Otro, Sergio (Rubén Cortada), llega para desestabilizar su relación. Y el cuarto en discordia, Juan Carlos, les cambia -y jode- la vida a todos los demás. Este último recae en un genial Ernesto Alterio que posiblemente ha hecho una de las mejores y más divertidas interpretaciones de su carrera.
Alterio da vida aquí a uno de esos ‘viva la vida’ que siempre tienen que demostrar que están muy ocupados, que tienen millones de ‘programas’ en marcha y que no tienen tiempo suficiente como para escuchar a las personas que tienen al lado. Ya te lo estás imaginando. Uno de esos que nunca ha dado un palo al agua, pero que no se despega del teléfono y que decora su muñeca con pulseritas exóticas para demostrar que es un hombre de mundo.
Álex de la Iglesia no puede decir en quién se ha basado para el personaje más odioso de 'El cuarto pasajero', pero nosotros intuimos quién esCada minuto que Ernesto Alterio aparece en pantalla es oro. Él, junto al contrapunto perfecto que le da Alberto San Juan, lleva el peso de la comedia con soltura y nos atrapa desde que se monta en el coche exigiendo ir en el asiento de delante. Juan Carlos es un personaje tan odioso y desagradable que da gusto odiar y, en cambio, no quieres que se vaya nunca. Es un ejercicio de humor fascinante el que firma aquí Jorge Guerricaechevarría y me atrevería a decir que es uno de los mejores personajes de su carrera junto a Álex de la Iglesia.
Un ‘road trip’ explosivo para pasarlo bien
Hacía tiempo que el director no nos regalaba una comedia pura y dura. En su carácter cinematográfico siempre encontramos esa tendencia a la comedia, aunque suele ir de la mano de lo macabro. En El cuarto pasajero no es el caso. Por supuesto, no sería una película de Álex de la Iglesia si no hubiera momentos de tensión o si la vida de los protagonistas no corriera un poquito de peligro. Pero su última producción olvida su parte más sobrenatural para ir a lo cotidiano, donde realmente está el terror. En este sentido, se acerca más a Mi gran noche que a Veneciafrenia.
A pesar de no contar con la oscuridad tan enérgica que domina el cine de De La Iglesia, El cuarto pasajero es un ‘road trip’ muy disfrutable en el que es muy fácil sentarse en el asiento trasero y dejarse llevar por las decenas de calamidades del camino.