Cuando pensamos en Sam Worthington es imposible que la primera película que se nos venga a la mente no sea Avatar. Sin embargo, el intérprete, al que esta misma semana volveremos a ver en la piel de Jake Sully en la esperadísima secuela de la inolvidable película Avatar: El sentido del agua, no ha dejado de trabajar ni un segundo en los últimos trece años. Su trabajo más reciente ha sido en la serie Por mandato del cielo protagonizada por Andrew Garfield, pero a lo largo de la década ha participado en otras ficciones y películas de mayor o menor peso en la industria, como Manhunt: Unabomber, Titán, El último hombre y un largo etcétera.
Relacionado directamente con el cine de acción, Sam Worthington no se convirtió en una estrella de Hollywood a pesar de haberse postulado como uno de los actores del momento al haber sido el elegido por James Cameron para protagonizar la que acabaría siendo la película más taquillera de la historia. El año en que se estrenó Avatar, Worthington había protagonizado Terminator: Salvation y posteriormente se convirtió en el protagonista de Furia de Titanes y su secuela. Sin embargo, menos físico fue su trabajo en otras de las películas en las que participó después del fenómeno Avatar, como La Deuda -en la que compartió cartel con Helen Mirren y Jessica Chastain- o Solo una noche, el drama romántico que protagonizó en 2010 junto a Keira Knightley.
La película protagonizada junto a Knightley no fue un gran éxito y pasó bastante desapercibido, pero Sam Worthington se ganó la antipatía de su coprotagonista, como él mismo reconocería en una entrevista posterior en la que confesó algunos detalles sobre sus costumbres como actor. métodos interpretativos que no resultan precisamente agradables y que no sabemos si sigue manteniendo a día de hoy, pero que en día acabaron sacando de quicio a Knighley.
Según explicó Worthington en una entrevista con Metro, durante el rodaje de Solo una noche quiso llevar a acabo la actuación del método y tratar de meterse lo máximo posible en la piel de su personaje.
En realidad, fui un poco idiota. No me presenté a los ensayos. ¿Por qué? No podía molestarme. Y me peleé con el director. En mi cabeza, pensé que mi personaje debería ser un poco idiota. Keira empezó a odiarme. Pero para mí eso significaba que las cosas iban bien: bordamos nuestra relación allí mismo
"Estaba luchando para entrar en el papel. Pensé que si la trataba con condescendencia, como el personaje de la película, podría ayudar. Entonces, en la segunda semana, me volví condescendiente", explicó sobre su razonamiento inicial. "Fue estúpido. No soy muy bueno en cambiar de una cosa a otra. Le llevará mucho tiempo dejar de verme como arrogante", admitió. Han pasado 12 años desde entonces, así que es bastante probable que así haya sido.