Si durante la década de los noventa tenías ya cierta edad como para distinguir el atractivo y la belleza de tus semejantes, es bastante probable que estuvieses irremediablemente enamorado de Meg Ryan. Su rostro angelical y su aspecto de chica cercana, como de poder llegar a ser tu amiga algún día, acrecentaron el atractivo de una actriz que saboreó las mieles del éxito pero que, por culpa de una película, todo se fue al traste.
En este especial vamos a contaros un poco de la vida de una de las actrices más queridas por el público y de cómo su participación en una película impidió que pudiera seguir cosechando los frutos de una carrera impecable.
Meg Ryan: una carrera impecable truncada por una sociedad machista
Margaret Mary Emily Anne Hyra, verdadero nombre del más conciso Meg Ryan (su apellido artístico lo tomó del nombre de soltera de su abuela), nació un 19 de noviembre de 1961 en Fairfield, Connecticut. Sus padres eran profesores y le dieron a Ryan una educación eminentemente católica. En un principio, la actriz iba para periodista. Pero como toda joven, necesitaba dinero extra para costearse sus caprichos. Fue en ese momento cuando le surgió la oportunidad de ser actriz.
Su debut tuvo lugar nada menos que a las órdenes del legendario George Cukor en una de sus últimas películas en el año 1981, con un papel muy breve como hija del personaje interpretado por Candice Bergen. Posteriormente, su trabajo se centró en la televisión, con apariciones en la telenovela As the World Turns (1982). Sin embargo, el cine pronto llamaría de nuevo a sus puertas, dándole la oportunidad de trabajar junto a Tom Cruise en Top Gun (1986) o al lado de Joe Dante y Steven Spielberg en El chip prodigioso (1987), cinta en la que conoció al que sería su marido hasta 2001, Dennis Quaid. Su divorcio en 2001 también se especula que tuvo que ver con el declive de su carrera.
Y Sally se encontró con Harry
Fue solo ocho años después de que comenzara su carrera cuando la popularidad de Meg Ryan estalló por los aires con su participación en Cuando Harry encontró a Sally (1989). Se trata de una de las comedias más importantes de la historia del cine, y que contiene una de sus escenas más icónicas: Sally fingiendo un orgasmo ante la atónita mirada de Harry (Billy Cristal). Gracias a este papel consiguió una nominación a los Globos de Oro.
A este título le siguieron otros similares, como Joe contra el volcán (1990) o Algo para recordar (1993), las dos junto a Tom Hanks, Hechizo de un beso, al lado de Alec Baldwin o French Kiss (1995), en la que tuvo de compañero de reparto a Kevin Kline. En este última cinta debutó como productora.
La década de los noventa fue la década prodigiosa para Meg Ryan. Con Algo para recordar volvió a estar nominada a los Globos de Oro; no dejó de participar en títulos dramáticos, como la primera cinta ambientada en la Guerra del Golfo, En honor a la verdad, (1996), que la alejaba un poco de los habituales papeles de la actriz que, sin embargo, volvió a frecuentar en títulos como Adictos al amor (1997) o Tienes un email (1988), de nuevo junto a Hanks.
'En carne viva': Meg Ryan y su castigo por salir desnuda
Sin embargo, todo cambió con el cambio de década. Tras participar en varias cintas de diferente recepción, entre las que destaca la comedia de época Kate y Leopold (2001), decide dar un giro radical en su carrera y apartarse del cliché tan misógino de la ‘vecinita de al lado’ y apostar por un papel fuerte, arriesgado y solo recomendado para adultos.
Esta película fue En carne viva (2003), dirigida por la prestigiosa Jane Campion (El poder del perro). En ella, Ryan dio vida a Frannie Avery, una profesora de escritura creativa especializada en novela negra cuya vida cambia al enterarse de un retorcido crimen cometido cerca de donde vive. A partir de entonces comenzará una turbia relación con el detective del caso, interpretado por Mark Ruffalo.
La sociedad machista de principios de siglo XXI no perdonó a Meg Ryan las escenas eróticas en las que mostraba su cuerpo desnudo. Quizás lo sintió como una afrenta, algo indigno de una mujer que podría ser la novia perfecta de nuestros hijos sin que nos diese en ningún momento motivos para avergonzarnos de ella. La invitada perfecta. La novia de América, con perdón de Julia Roberts.
Infidelidades y problemas con las drogas
Otro de los motivos que apuntábamos como causante del declive de la carrera de la actriz fue su supuesta infidelidad con su compañero de reparto en Prueba de vida, Russel Crowe. Infidelidad nunca demostrada, solo alimentada por la opinión pública por el hecho del breve lapso de tiempo entre su divorcio con Quaid y su nueva relación sentimental.
Uno de los momentos más bochornosos que tuvo que sufrir una atónita Meg Ryan se produjo frente al presentador de la BBC Michael Parkinson. Este, ni corto ni perezoso, le increpó su decisión de desnudarse frente a la cámara. Le preguntó cómo fue capaz de hacer una cosa así, que debería haber preparado a su público con anterioridad. En ese momento, una indignada Meg Ryan decidió dar por finalizada la entrevista. El vídeo, a continuación.
Al contrario, según la propia actriz, fue Dennis Quaid quien sistemáticamente le fue infiel, además de haber tenido continuos problemas con las drogas. Sin embargo, volvemos a la cuestión de una sociedad machista que condena la infidelidad de la mujer pero no tanto la del hombre.
La vida después del éxito
Después de En carne viva, Meg Ryan probó suerte en el drama sobre el boxeo Contra las cuerdas (2004) junto a Omar Epps, que no tuvo suerte ni en taquilla ni entre la crítica profesional. Después de este título, ninguna de sus siguientes películas (seis en 18 años de carrera) han tenido la más mínima repercusión mediática.
En una reciente entrevista al New York Times, Meg Ryan aseguró sentirse aislada en un momento de su carrera. Sentía que no sabía suficiente sobre sí misma o sobre su vida. Simplemente, quería vivir más. Decidió entonces dedicarse a su familia y hace poco trascendió que pasaba su tiempo entre largos paseos, su principal hobbie, la jardinería, y la compra de antigüedades.
Sin embargo, para 2023 prepara su regreso como directora tras Ithaca (2015). Se trata de What Happens Later, que también protagonizará, y lo hará junto a David Duchovny, una comedia romántica que mantendrá la nostalgia de las de antaño pero dándole una nueva perspectiva.
El caso de Meg Ryan es una clara muestra de lo que significa ser mujer en Hollywood. Gracias a movimientos como el reciente #Metoo parece que la situación va cambiando. Esperemos que en un futuro muy cercano este tipo de historias avergüencen a todo el mundo y sean cosa del pasado.