Algunas de las consideradas mejores películas de la historia del cine pertenecen al género de la ciencia ficción. Títulos como 2001, una odisea del espacio o Blade Runner permanecen en la retina de millones de espectadores de todo el mundo y seguirán encandilando a las generaciones venideras.
En esta ocasión os vamos a contar una historia de lo más peculiar: una película de ciencia ficción que ha tardado más de 40 años en hacerse y uno de los títulos que podría haber llevado a la bancarrota total a uno de los más importantes directores de cine de la historia: Francis Ford Coppola.
Francis Ford Coppola
'Megalópolis' o lo que pudo ser un sueño para Coppola, ya es una realidad
Coppola atesoraba en la mente la idea de una película que contara la historia de una Nueva York reducida a las cenizas. Una ciudad que podría tener una nueva vida gracias al trabajo de un ambicioso arquitecto (interpretado por Adam Driver) que pretende levantar la ciudad como si de un ave fénix se tratase. Sin embargo, no lo va a tener fácil: en su camino se interpondrá el alcalde de la ciudad, un tipo bastante conservador que no ve sus planes con buenos ojos. Entre ellos, una mujer: la amante del primero y la hija del segundo, interpretada por Aubrey Plaza (The White Lotus).
La idea de Megalópolis se remonta a la década de los ochenta. Coppola, durante esta época, sufrió el desastre en taquilla de varias de sus películas: el rodaje de Apocalypse Now fue un auténtico infierno y en 1982 lo intentó con el género musical y la estimable Corazonada, siendo considerada esta última como una de las películas que más dinero han perdido de toda la historia del cine. En esta tesitura, un proyecto tan personal como el de Megalópolis estaba condenado al retraso.
Para recuperarse de la debacle económica, Coppola tuvo que dedicar su genio a trabajos alimenticios. En algunos de ellos pudo dejar su impronta artística, como en su versión de Drácula, pero otros han quedado en su filmografía como pequeñas medianías, como Jack o Legítima defensa.
A principios del siglo XXI, todo parecía ir sobre ruedas: el director llevaba 30 horas rodadas en Nueva York de la película (aunque se trataba de material registrado por la segunda unidad) y había conseguido fichar a estrellas de la talla de Paul Newman, Nicolas Cage, Leonardo DiCaprio o Russell Crowe. Pero ocurrió uno de los sucesos que han cambiado el rumbo de la historia y todo, de nuevo, se paralizó: los atentados del 11 de septiembre.
El proyecto, a pesar de todo, se retoma
Todo parecía haber llegado a su fin. Megalópolis acompañaría a otras grandes producciones que nunca llegaron a hacerse realidad, como el Dune de Jodorowski o el Napoleón de Stanley Kubrick. Sin embargo, el año antes de la pandemia (de nuevo, la mala suerte parecía cebarse en el director italoamericano) anunció que regresaba a tomar las riendas del proyecto. Sin embargo, esto tuvo un gran coste.
100 millones de dólares tuvieron que salir del bolsillo de Coppola. No iba a permitir que el proyecto se quedara guardado en un cajón. Para poder recaudar tal cantidad de dinero, ha tenido que vender parte de sus viñedos. Que nadie le diga que no se sacrifica por su carrera: lo mismo, estas Navidades tienen que tomar otra marca de vino en la cena de Nochevieja.
Ahora, el reparto de Megalópolis ha cambiado. A los ya citados Plaza y Drive se les han unido, entre otros, Forest Whitaker, Jon Voight, Jason Schwartzman, Shia LaBeouf, Dustin Hoffman y Talia Shire. Casi nada.
De momento, Megalópolis se encuentra en su fase de rodaje. Se espera que el estreno de la misma tenga lugar en algún punto de 2024. El hype es tremendo: Coppola ha asegurado que podremos ver imágenes que nunca han sido mostradas antes, creadas con la tecnología LED Volume, usada en títulos como The Mandalorian. Esperemos que, esta vez, el bueno de Coppola tenga suerte y, en dos años, podamos asistir al estreno de la que podría ser una de las películas más importantes de lo que llevamos de siglo.
