No hay duda de que El club de la lucha es una de las películas más importantes de la década de los 90, si no directamente del pasado siglo. Icónica e irreverente, una sátira muy corrosiva, incluso agresiva, sobre el capitalismo y el consumismo desaforado, y cuyo retrato de la masculinidad tóxica encuentra ecos en la era del #MeToo y la permeabilidad de la identidad de género, temas de rabiosa actualidad.
Lo que en principio estaba destinada a ser una pequeña producción independiente, pronto se elevaría a la categoría de película mainstream gracias a Brad Pitt. Toda la campaña publicitaria, quizás de un modo bastante equívoco, versaba sobre la violencia gráfica de la cinta, en la que un grupo de hombres fundaba un club para pegarse entre ellos, sin reglas. Porque como por algún sitio ha de desfogarse el hombre blanco heterosexual, mejor entre ellos que con los demás.
A día de hoy El club de la lucha, que, recordemos, es una adaptación de la novela homónima de Chuck Palahniuk, a pesar de haber servido de inspiración para casos reales en los EEUU (¿Acaso podría haber ocurrido en otro?) y de servir de imagen de avatar para incels y trolls en internet, se sigue considerando una muy importante película. Y se siguen encontrando detallitos (o easter egg) que no hacen sino aseverar dicha afirmación con más rotundidad.
El director de la película, David Fincher, quería dejar muy claro que su película iba sobre el consumismo tan feroz al que nos aboga el capitalismo. Y eligió Starbucks como símbolo de nuestra sociedad. Para resaltar esto, colocó una taza de la cadena de cafés a precio de oro, en cada una de las escenas de la película. Sí, en todas.
Al habla el propio Fincher para el medio The Telegraph:
"Cuando me mudé a Los Ángeles por primera vez en 1984, no podías conseguir una buena taza de café en Los Ángeles para salvarte la vida. Quiero decir, era patético. Luego apareció Starbucks y fue una gran idea: un buen café. Y cuando tuvo éxito había como dos o tres en cada manzana. Era algo demasiado bueno. Leyeron el guion, sabían lo que teníamos entre manos y estaban listos para reírse un poco de sí mismos. A ver, no nos permitieron usar el nombre en su cafetería en la película, pero estaban dispuestos a darnos el resto de sus cosas.”
Añade: "Nos divertimos mucho usándolas: hay vasos de Starbucks en todas partes, en cada toma. No tengo nada personal en contra de Starbucks. Creo que están tratando de hacer algo bueno. Simplemente, tienen demasiado éxito"
Si por casualidad eres de los que aún no ha visto El club de la lucha, o te apetece volver a verla, has de saber que la tienes disponible en Prime Video, HBO Max y Disney+. Que no sea por falta de posibilidades.