James Cameron quiso revolucionar el cine con el estreno de Avatar en 2009, y después de 13 años no podíamos esperar otra cosa con su secuela, Avatar: El sentido del agua. Nuevos personajes, nuevos espacios y, sobre todo, nuevos efectos especiales que han devuelto la ilusión por Pandora.
Avatar 2 ha ido rompiendo récords, uno detrás de otro, desde el tiempo bajo el agua realizado por Kate Winslet (7 minutos con 15 segundos) superando a Tom Cruise, hasta ser la película más rápida en llegar a recaudar más de 1.000 millones de dólares en 2022, por delante de Top Gun: Maverick o Jurassic World: Dominion.
Pero, dejando los récords a parte y los que le quedan por conseguir, Avatar: El sentido del agua tiene algo que nunca una cinta en el cine ha logrado experimentar antes: la tecnología Loki. Esta nueva técnica de CGI fue inventada por y para la película. ¿Sorprende, verdad?
Avatar 2 jugaba con otro elemento muy diferente, y que no vimos en la primera entrega, el agua. Para muchas producciones, el agua ha supuesto un quebradero de cabeza, algo que no podía suceder a Cameron ya que la mayor parte de la cinta se desarrolla en el mundo acuático de Pandora.
La necesidad de mostrar a los protagonistas debajo del agua y mojados creó la necesidad de utilizar una nueva tecnología CGI que hiciera más real esta experiencia. Fue entonces cuando WETA, la principal empresa de VFX que opera en el título, ha desarrollado un nuevo motor de físicas de nombre Loki.
Pero, ¿qué es lo que se consigue con este avance? Gracias a Loki, el equipo de VFX consigue crear agua a pequeña escala, ropa, pelo e incluso hacer e incluso hacer que todos esos elementos interactúen entre ellos y no de texturizado.