Aunque la historia del cine nos ha dejado grandes ejemplos de que a veces una buena secuela puede tener potencial suficiente como para igualar -e incluso en algunas ocasiones hasta superar- a la cinta original, no es el caso de una de la continuación de una de las películas que marcaron para siempre la carrera de Angelina Jolie, que, lejos de recoger el éxito de su predecesora, se cargó su futuro como una gran saga de acción.
Desde que comenzase en serio su carrera como actriz a principios de los años 90, Angelina Jolie ha trabajado en más de de sesenta series y películas y, aunque su lista de megaéxitos no es especialmente larga para todo lo que ha hecho, hay varios papeles en su trayectoria por los que siempre será reconocible. El primero de ellos en Inocencia Interrumpida, trabajo por el que ganó el Oscar a Mejor Actriz de reparto cuando tan solo tenía 24 años, pero también Sr. y Sra. Smith, tras la cual comenzó una relación con Brad Pitt que duraría más de 10 años, Maléfica y, por supuesto, Lara Croft: Tomb Raider.
Estrenada en el año 2001 bajo la batuta de Simon West, Lara Croft: Tom Raider fue un auténtico bombazo en su época. Se trataba de la adaptación de la famosa serie de videojuegos Tomb Raider que desde 1996 venía triunfando en las distintas plataformas y Jolie resultó una elección absolutamente perfecta para el papel de la famosa arqueóloga.
Elegirla, sin embargo, no fue tarea fácil y, tras conocerse los planes de adaptación, se especuló mucho con qué actriz sería la idónea para el papel, con famosos nombres sobre la mesa: Jennifer Love Hewitt, Sandra Bullock, Catherine Zeta-Jones, Demi Moore y Denise Richards, entre muchas otras. Finalmente, la elegida fue Jolie y, aunque al principio la elección resultó controvertida por varias razones, Simon West lo tuvo claro: Ella era Lara Croft.
Tras cuatro meses de rodaje, la película fue estrenada en verano de 2001 y aunque no fue precisamente un regalo para la crítica, sí fue un auténtico taquillazo. En primer lugar batió varios récords, pero es que además logró amasar 275 millones de dólares en taquilla y convertirse, algo que mantiene a día de hoy, en una de las adaptaciones de videojuegos más rentables de la gran pantalla. Mientras, las críticas no fueron especialemente favorables, con una media de tan solo un 20% de 'reviews' favorables según lo recogido por Rotten Tomatoes, pero Lara Croft: Tom Raider había sido lo suficientemente exitosa como para considerarse un bombazo comercial y ganarse una secuela: Lara Croft Tomb Raider: La Cuna de la vida.
Y ahí llegaría el fracaso. Quizá una película con tan malas críticas, aún a pesar de su éxito comercial, no debiera haber obtenido una secuela, pero la realidad es que en 2003 se estrenó una segunda parte de nuevo con Jolie en la piel de Lara Croft y con Gerard Butler en el elenco que tampoco fue objeto de buenas críticas -aunque sí algo mejores que las de la primera, dicho sea de paso-. Sin embargo, el desempeño en taquilla no tuvo nada que ver con una discreta recaudación de 156 millones de dólares frente a los 100 gastados que nada tenían que ver con los en comparación con los 275 millones de dólares que había reacaudado la entrega anterior.
"Fuerte, banal, vacía, frenética, plastificada, insípida, monótona, violenta sin sangre y sexy sin sexo", llegaría a publicar sobre la película The Washington Post.
Aún así, la productora siguió considerando que Lara Croft era un buen negocio y volvió a hacer planes para una tercera secuela, pero Jolie se negó. Como aseguraría después, no se sintió feliz del resultado y, aunque invirtieron mucho tiempo tratando de mejorar en la segunda película, no conseguirlo fue suficiente como para tirar la toalla y pasar de seguir siendo la arqueóloga si la saga seguía adelante.