Puede que los premios en la industria del entretenimiento se entreguen con el objetivo de hacer un reconocimiento especial al trabajo -y en ocasiones trayectoria profesional- de aquellos que los reciben, pero Samuel L. Jackson tiene claro que, aunque es una razón para sentirse halagado y agradecido, hay que darle una importancia relativa. Y que los galardones nunca deben utilizarse para medir el nivel de éxito o fracaso de determinado profesional.
Sin embargo, y especialmente con los Premios Oscar, las estatuillas que han recibido unos u otros artistas a lo largo de su carrera sí juegan un papel en su prestigio y no es de extrañar que, para los aludidos, hacerse con uno de los máximos galardones de la industria del cine sea un momento histórico en sus carreras.
A Samuel L. Jackson también le hicieron ojitos en su día, y hubiera deseado ganar uno por su trabajo en alguna de sus películas, aunque finalmente el único Oscar que ha tenido el honor de recibir fue el que le brindó la Academia en 2022 a título honorífico. Pudo haberlo ganado en 1995 por su trabajo en Pulp Ficton -pero se lo llevó el veterano Martin Landau por Ed Wood- y, según reconoció el mismo en declaraciones a The Times antes de recibir su honorífico hubiera sido un puntazo llevárselo por Fiebre Salvaje de Spike Lee, por la que ni siquiera fue nominado.
No obstante, vaya por delante que, aunque no pudo obtener sus entonces deseados premios, Jackson se mostraba feliz y satisfecho con el reconocimiento a su carrera. Eso sí, tampoco duda en asegurar que el tema de los premios hace mucho que dejó de importarle y, de hecho, en 2022 aseguraba en declaraciones a Los Angeles Times que prefiere hacer películas de Marvel que estar a la caza de papeles con potencial para acabar en Oscar para aquellos que los interpretan.
A pesar de lo hastiado que quería estar al respecto, ya sabes, pensando 'Debería haber ganado un Oscar por esto o debería haber ganado por aquello y no he ganado', una vez que lo superé hace ya muchos años, ya no era algo importante para mí
"Siempre me divierto yendo a los Oscar", aseguraba el actor. "Siempre espero con ganas llevarme una cesta de regalo por presentar un premio. Le doy cosas a mis familiares; mi hija y mi esposa sacaban cosas. Es genial...", confesaba divertido. "Pero por lo demás, ya lo había superado".
"Nunca dejaría que los Oscar fuera una medida de mi éxito o de mi fracaso como actor. Mi medida del éxito es mi felicidad: ¿Estoy satisfecho con lo que estoy haciendo?", se preguntaba. "No estoy haciendo películas de ganar premios. Ya sabes: 'Si haces esta película, ganarás un Oscar'. No, gracias. Prefiero ser Nick Furia. O divertirme con un sable láser en la mano".
Lo tiene claro: prefiere dejar pasar personajes con potencial de Oscar si eso se traduce en tener la posibilidad de hacer películas "que sencillamente la gente quiere ver y que les permitan desconectar".
Ese es el tipo que he elegido ser y estoy bien con ello. Estoy satisfecho porque es quien soy yo. Soy el tipo que dice las frases que la gente ve en las camisetas
"Hay actores que con toda una carrera y nadie puede citar ni una sola frase que hayan dicho en una película. La gente va a ver mis películas para ver cómo de loco voy a estar o cuántas veces digo hijo de puta", reconoce orgulloso. "Lo que sea que los haga estar en sus asientos".
