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    Una película inteligente y violenta que costó dos duros y encima nos regaló a uno de los mejores directores que existen
    Alicia P. Ferreirós
    Amante de las series y gran aficionada al terror, la ciencia ficción, la crónica negra y el ‘true crime’.

    Su grandeza está fuera de toda cuestión, pero apenas le hizo falta un millón y medio de dólares para pasar a la historia.

    Dog Eats Dog

    Hay veces que no la primera película de un famoso cineasta no pasa a la historia precisamente por haber sido indicativo alguno de que estábamos ante de uno de los más prometedores realizadores de la historia. Y si no, que se lo digan a James Cameron y a su repudiada Piraña II: Los vampiros del mar, o a David Fincher y a la peor película de toda la franquicia Alien. Sin embargo, en otras ocasiones, muchas de hecho, pasa justamente lo contrario. Que la falta de presupuesto, expectativas y aprendizajes previos del tipo que sean acaban jugando 100% a favor del cineasta novel de turno y su emoción, ganas y creatividad sin demasiadas presiones acaban brindándonos un peliculón en mayúsculas.

    Y eso último es precisamente lo que resultó ser la ópera prima de Quentin Tarantino, uno de los realizadores más emblemáticos, carismáticos y aplaudidos de nuestro tiempo, que lleva años brindándonos auténticas joyas de la mano de su particular y original forma de hacer cine.

    Nunca habrá un top más o menos consensuado de las mejores películas de Tarantino. Es imposible. Sin embargo, tenemos pocas dudas sobre el hecho de que Reservoir Dogs ocuparía alguno de los primerísimos puestos en cualquiera de ellos.

    Reservoir Dogs
    Reservoir Dogs
    Fecha de estreno 16 de octubre de 1992 | 1h 39min
    Dirigida por Quentin Tarantino
    Con Harvey Keitel, Tim Roth, Michael Madsen
    Medios
    4,6
    Usuarios
    4,4
    Sensacine
    5,0

    Escrita y dirigida por Tarantino en 1992, Reservoir Dogs es el primer largometraje del famoso cineasta americano pero también uno de los mejores que ha realizado durante su trayectoria artística. Considerada, de hecho, como una de las mejores -incluso la mejor, segun Empire- películas de cine independiente de la historia, la cinta resultó ser un sueño cumplido para el director, quien solo unos años antes se encontraba trabajando en una tienda de cintas de vídeo y compaginaba su trabajo con sus primeros trabajos como actor, guionista y también su primer corto.

    Su primer intento como director había sido My Best Friend’s Birthday, un corto que acabaría sirviendo como base de la película de Tony Scott Amor a quemarropa en 1993, pero su ópera prima sería Reservoir Dogs, una cinta que inicialmente había ideado rodar, junto a sus amigos y apenas 30.000 dólares de presupuesto. Entonces sin saber aún que sería la película que le cambiaría la vida. Fue la entrada en escena de Harvey Keitel, a quien llegaron mediante pequeños contactos, la que consiguió darle un buen empujón al proyecto. El actor quedó lo suficientemente impresionado como para ofrecerse a coproducir la cinta, elevando su presupuesto a 1,5 millones y permitiendo un casting de actores que acabó con unos jovencísimos Steve Buscemi, Michael Madsen y Tim Roth formando parte de la cinta, lo que acabaría siendo una de las piezas clave.

    El aumento de presupuesto a más de un millón fue clave, pero la ausencia de uno mayor también acabó jugando a su favor, como explicaría Tarantino posteriormente. Por un lado a la hora de elegir el escenario en el que transcurre la práctica totalidad de la película, pero también por algunas decisiones importantes como la de no rodar el robo del diamante y mantener los detalles del atraco lo más ambiguo posible.

    Reservoir Dogs se estrenó en el Festival de Cine de Sundance en enero de 1992 y ya entonces se convirtió en la más comentada de aquella edición, dando lugar a la posterior distribución cinematográfica. El para entonces notable despliegue de violencia no había pasado desapercibido y su pasó por otros festivales importante le había brindado bastante fama, así que, cuando se estrenó en taquilla no tardó en rentabilizarse rápidamente, aunque su recaudación global apenas rozaría los tres millones de dólares.

    No fue un taquillazo, pero Reservoir Dogs resultó ser mucho mejor que eso: los elogios de la crítica subrayaron a Quentin Tarantino como uno de los realizadores a tener en cuenta y la cinta, un despliegue de inteligencia, creatividad y talento interpretativo, se ganó a pulso su condición de culto y de pasar a la historia como una de las mejores películas de cine independiente. Su grandeza está fuera de toda cuestión: Tarantino se salió con Reservoir Dogs y Reservoir Dogs nos regaló a Tarantino y todo lo que nos traería después.

    ¿Te han entrado ganas de volver a verla? Las opciones son múltiples, puesto que forma parte de los catálogos de Amazon Prime Video, HBO Max, Filmin y Movistar+.

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