Hay muy pocas películas que me han hecho gritar '¡Hostias!' en una sala de cine y Hereditary ha sido la única que lo ha conseguido en los últimos años. Cuando me senté en la butaca esperando ver una cinta de terror más no conocía el trabajo de Ari Aster, pero tardé poco en darme cuenta de que estaba ante algo excepcional y brillante. Y, ojo, ya aviso de que voy a contar todos los 'spoilers' posibles. Si no la has visto, deja de leer y échale un vistazo, ya que forma parte del catálogo de Amazon Prime Video.
A simple vista, como decimos, Hereditary puede parecer un título más del género. Parte de unas reglas que conocemos todos y su premisa no es nada del otro mundo. Una familia se encuentra pasando el duelo tras la muerte de la matriarca, la anciana Ellen Taper Leigh. Lo cierto es que no mantenía una relación sana con su hija Annie y, tras la pérdida, frecuenta grupos de terapia para superar su dolor. Esto, sin embargo, no es lo peor que les sucede a los Graham.
Un día el hijo mayor, Pete, quiere ir a una fiesta con sus amigos y su madre le pide que se lleve a su hermana. Durante la noche, la pequeña Charlie toma nueces, a los que es alérgica, y Pete debe correr para llevarla al hospital. En el trayecto en coche, Charlie saca la cabeza justo en el mismo instante en que su hermano da un volantazo para evitar chocar contra un venado y la pequeña termina decapitada.
Este brutal accidente sucede de manera totalmente imprevista. Ari Aster es lo bastante inteligente como despistarnos: nos deja pendientes de que los hermanos lleguen al hospital a tiempo sin advertir el terrible suceso que se avecina. La escena en la que la cabeza de Charlie choca contra el poste llega como un impacto atronador, aplastando por completo cualquier idea preconcebida que pudiésemos tener en ese momento. Y transforma la película, claro.
Lo que viene después es aún más desolador que la decapitación. Pete, totalmente en 'shock' es incapaz de afrontar lo sucedido. Llega a la casa, aparca el coche y sube a su habitación, dejando el cuerpo sin cabeza de su hermana en la parte trasera del coche. A la mañana siguiente, es la madre la que se da de bruces contra lo que ha pasado. Es una de las secuencias más perturbadoras de cine de los últimos años, especialmente si hablamos de estrenos más 'mainstream' como es el caso de Hereditary -lo cierto es que el terreno independiente nunca deja de sorprendernos-.
Esta escena me dejó un profundo impacto, pero sería un error reducir Hereditary únicamente a eso. A pesar de su fachada de película de terror clásica, Aster construye una narración cargada de tensión sin recurrir a sustos fáciles, fantasmas o pasillos oscuros. Es provocativo sin exageraciones, es perturbador sin ser explícito y es terrorífico sin ser convencional. El cineasta encuentra la medida justa para cada elemento y, por encima de eso, le añade su frescura única.
Si echamos la vista atrás 10 años, encontramos muy buenas películas de terror (Expediente Warren), meramente provocativas (el fenómeno Terrifier), directores que han creado sus propias reglas (Jordan Peele y Déjame salir), dramones para reflexionar (Babadook), joyas visualmente brillantes (The Love Witch), pero Hereditary es capaz de aunar todos esos ingredientes. Y lo mejor de todo es que Ari Aster sigue subiendo la apuesta, su siguiente película, Midsommar, es aún más icónica. No podemos esperar a ver de qué es capaz con Joaquin Phoenix en Beau tiene miedo.