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    "De pequeño sufría 'bullying' y el Tamagotchi me ayudó a no prestar atención a lo negativo": la magia de un juguete que nunca envejece
    Antonio Bret
    Antonio Bret
    -Redactor
    Amante del cine desde que salió del útero materno y de la escritura desde que tuvo uso de razón. Ambas pasiones mezcladas construyeron un personaje que a veces ni él mismo se soporta

    La mascota virtual que arrasó en los noventa llega con modelos a color y cámara.

    Juan Fran, 'bearbies.collector'

    El deseo de muchos niños es tener una mascota. Y en más ocasiones de las deseadas, sus padres no están muy por la labor de pasar por el aro. La enorme responsabilidad que suponen y el gasto en sus cuidados suelen ser los motivos por los que un perro o un gato suelen quedarse fuera del hogar.

    Esto es, precisamente, lo que le pasó a Aki Maita, una pedagoga que, en su más tierna infancia, deseaba con todo el poder de su corazón tener un animalillo que le hiciera compañía, pero sus padres se lo prohibían, debido a su situación económica. Maita creció, sus padres ya no eran un impedimento para que pudiera tener su propia mascota ‘real’, pero otro handicap se lo seguía impidiendo: las casas en Japón suelen ser diminutas. No hay espacios para mascotas. ¿O por qué crees, entonces, que los cafés con gatos gozan de tanta popularidad en el país asiático?

    Así las cosas, Maita se alió con Akihiro Yokoi, ambos trabajadores de la casa Bandai, para crear juntos una mascota virtual que el niño (o quien quisiera llevarla, por qué no) pudiera estar con él siempre: un animalito virtual, situado en una cápsula ovoide, que el niño debía de cuidar a través de tres pequeños botones, y que podía ser portado como un llavero.

    El pequeño huevo fue un rotundo éxito: se lanzó en Japón a finales de noviembre de 1996, coincidiendo con la temporada navideña, y seis meses después ya se habían despachado nada menos que cinco millones de unidades. Se cuenta que había quien acampaba toda la noche a las puertas de las tiendas para conseguir uno: se agotaban al momento.

    “A lo largo de mi vida he tenido entre 15 y 20 Tamagotchi”

    A España el Tamagotchi llegó en mayo de 1997 y Juan Fran tenía entonces solo tres años. En la actualidad, Juan Fran, junto a su pareja Carlos, tiene un canal de TikTok, ‘bearbies.collector’, que cuenta con más de 33.700 seguidores y que está centrado en el coleccionismo de juguetes. Su pareja, Carlos, es el “ayudante en la sombra” del canal. Su canal comenzó a crecer en popularidad cuando decidió enseñar su cara (antes no lo hacía por timidez) en un video donde realizaba el unboxing de una muñeca.

    @bearbies.collector Responder a @cateoliveto unboxing de este maravilloso tamagotchi a color y con cámara! #tamagotchi ♬ Butterfly - SMiLE.dk

    Juan Fran, según sus propias palabras, se muestra tal y como es: “Así soy, sin fingir un personaje. Soy un chico de 29 años al que le apasionan los juguetes y que de pequeño no jugaba con ellos por miedo al qué dirán”. Entre los juguetes que con tanto cariño y mimo muestra en su canal, los tamagotchis por supuesto encuentran un hueco privilegiado.

    “Recuerdo mi primer Tamagotchi como si fuera ayer: tendría unos siete u ocho años y lo heredé de mi hermana mayor, -nos cuenta Juan Fran entre risas-. Recuerdo que me vicié tanto que lo llevaba siempre conmigo, incluso a la escuela. Y los Tamagotchi pitaban cuando necesitaban cuidados. El mío solía pitar mucho y, claro, me castigaron sin salir al recreo”.

    Desde entonces, Juan Fran ha tenido entre 15 y 20 tamagotchi diferentes. Para este joven, la pequeña mascota virtual le ha servido a lo largo de su vida para evadirse un poco:

    De pequeño sufría bullying y el cuidar de una mascota virtual me hacía estar pendiente de otra cosa y no prestar atención a las negativas
    Juan Fran, 'bearbies.collector'

    El revival del Tamagotchi

    Actualmente, el Tamagotchi goza de un auténtico revival, tanto en niños como en adultos. La mascota ha evolucionado bastante desde aquella criatura monocromo: en la actualidad Bandai ofrece el modelo Pixie: “Este es el Tamagotchi más curioso que he tenido nunca, y es el último que me he comprado: tiene cámara de fotos y es a color” asegura Carlos. De hecho, en su canal ha ofrecido toda una serie acerca de su nuevo Tamagotchi Pixie. Su nombre: Rosi, en honor a Rosalía, de la cual Juan Fran es muy fan. Juan Fran, entre risas, nos asegura que es imposible resistirse a un Tamagotchi a color y con cámara. Y yo, sinceramente, no puedo llevarle la contraria.

    Juan Fran cree que parte del revival de los tamagotchi es responsabilidad de los propios creadores de contenido: “Yo, por ejemplo, cuando subí el video comprando el tamagotchi, mucha gente de mi edad me escribió para decirme que se querían comprar uno porque les traía muchos recuerdos.” Por supuesto, la nostalgia tiene mucho que ver también: “Revivir la nostalgia y la felicidad de cuando éramos pequeños ha sido el motivo principal por el que decidí comprar el nuevo Tamagotchi. Y esto supongo que es lo que hace, también, que el resto de personas se hagan con uno: poder rememorar los juguetes que tuvo, o que no pudo tener incluso”.

    Y es que el Tamagotchi parece ‘condenado’ al revival: es un juguete muy intuitivo, fácil de usar y los niños lo pueden llevar a cualquier sitio: “El Tamagotchi se diferencia de las aplicaciones móviles: tiene tres botones, por lo que es más sencillo e intuitivo. Yo creo que radica su éxito a lo largo de los años: solo tienes que pulsar unos cuantos botones eso y te da acceso a toda una mascota virtual”

    El Tamagotchi parece que nunca nos dejó del todo y coleccionistas como Juan Fran dan fe de ello. A personas como él los juguetes de pequeño le servían para evadirse de una sociedad que no toleraba al que se salía de la norma. En la actualidad, la cosa ha cambiado bastante. No estamos en 1997 y los catálogos de juguetes comienzan, poco a poco, a dejar de segregar por géneros, aunque todavía queda mucho camino por recorrer.

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