Ni es una biografía ni es explícita, pero Alejandro G. Calvo ha volcado su corazón en este proyecto. El crítico y 'publisher' de SensaCine publica, hoy 22 de febrero, su primer libro: Una película para cada año de tu vida. Como bien dice su título, G. Calvo se ha propuesto hacer un recorrido vital con el cine como excusa y le ha salido un conjunto de 100 críticas con una idea en común: si hay algo que te preocupa, el cine ya lo ha contado antes.
Una película para cada año de tu vida es una guía muy particular sobre los títulos que mejor conviene ver según el momento vital en el que nos encontremos. El crítico utiliza el cine para hablar de la adolescencia, la búsqueda de identidad de la veintena, la crisis de los 40... Pero también tira de sus propias emociones. Eso sí, sin enlazar a momentos concretos de su vida.
Hay que entender que este libro es una autobiografía camuflada, porque en ningún caso hay autobiografía explícita. No hablo de lo que me ocurrió a mí con 16 años, por ejemplo. Estoy hablando de un sentimiento concreto que yo asocio a esa edad por una razón personal y eso es autobiografía
G. Calvo es fiel a su estilo didáctico de comunicar y a su pasión contagiosa por el séptimo arte. Igual que destripa las referencias de Los odiosos ocho (2015) recoge por qué Agnès Varda es una figura fundamental para el cine o hace un alegato en defensa de La Lego Película. Un poco de todo, sin prejuicios ni elitismos, porque así es como hay que disfrutar el cine y también la vida.
Cuatro meses de trabajo a contrarreloj de los que ha salido un puñado de textos improvisados, emocionales y sinceros que sirven tanto como repaso cinéfilo como guía existencial. Una película para cada año de tu vida ya está a la venta.
¿Qué ha sido más difícil: seleccionar las películas o escribir los textos?
Como he escrito el libro en un tiempo muy corto, no me compliqué con las películas. Hice una lista de mis películas favoritas de casi mil títulos y el libro se ha ido construyendo paso a paso. No fue: primero voy a seleccionar las películas de las que voy a hablar y ahora escribo. No, hacía el texto, lo ponía en una edad y pensaba: ¿qué viene ahora? Ha ido muy relacionado con lo que me pasara en cada momento de estos cuatro meses. Por eso, por ejemplo, está Blonde, porque yo venía del avión de Venecia y la acababa de ver. Está Chantal Akerman con Jeanne Dielman porque ganó la lista de Sight & Sound y un montón de señores rancios pusieron a parir esa elección. Yo pensé: ‘En mi libro va a quedar para siempre. Voy a hacer una defensa de Chantal Ackerman’. Entonces, se ha ido construyendo así, pero siguiendo un patrón claro de que tenía que cuadrar la película con el tema y con el año del libro. Sí hay algunas que estaban muy, muy claras desde el principio y son los pilares sobre los que se sustenta el libro. Como he tenido que escribir el libro en tan poco tiempo es un libro en que cada texto es diferente del otro. No es como escribir un libro largo en el que ecualizar, aquí era texto de 0 a 100. Era como sacar críticas o noticias. Es de 0 a 100 y es agotador.
Entonces, sí había películas que tenías claro que iban a estar
Hay que entender que este libro es una autobiografía camuflada, porque en ningún caso hay autobiografía explícita. No hablo de lo que me ocurrió a mí con 16 años, por ejemplo. No, eso no está. Pero, cuando hablo de una película, estoy hablando de un sentimiento concreto que yo asocio a esa edad por una razón personal y eso es autobiografía. No soy explícito porque, aunque no se note, yo soy muy pudoroso. Hay textos que me han costado una barbaridad escribirlos porque me dolía, porque me emocionaban muchísimo y pensaba que me estaba exponiendo. Por eso, a los 40 años hablo de Maridos, de John Cassavetes, que es una película que asocio con cuando yo cumplo 40 años y me como una crisis. Es una película que siempre me ha parecido más divertida que dramática y, a partir de los 40 años, me parece mucho más dramática que cómica. O a los 17 años una película como Adventureland, que es una crónica de un primer amor en un verano. No es exactamente como pasó, sino como lo recuerdas. Pese a que es una historia que ha pasado un millón de veces, cuando tú te enamoras es tu primera vez. Sorprendentemente, me ha salido un libro muy romántico.
Hay textos que me han costado una barbaridad escribirlos porque me dolía, porque me emocionaban muchísimo y pensaba que me estaba exponiendo
Me gusta mucho la representación de cada edad: lo bonito de la adolescencia, cómo todos estamos perdidos a los 20… Luego con 30 te vuelves loco de repente y salen películas devastadoras como Taxi Driver o Corazón Salvaje
Los 30 molan mucho, pero son difíciles, creo yo. Ahora, superada la crisis de los 40, estoy mucho más cómodo con mi edad que con 34, porque la responsabilidad que parece que tienes que adquirir a los 30 tú no la quieres por ninguna parte, es como inadmisible, inasumible. A los 44 ya la tienes y sabes que no es para tanto, que mola y que puedes vivir bien con ella. Antes pasaba a los de 20, ahora esa presión toca a los 30. Una mujer cumple 30 años y ya le están diciendo que si va a tener hijos. Igual no tiene ni pareja e igual no quiere tener hijos. A los hombres y a las mujeres se les está exigiendo estar en un mercado laboral con calidad y la mayoría no tienen trabajo o tienen uno de mierda o viven con sus padres. Las responsabilidades que tienes que tener adquiridas a los 30 crean una alienación y una soledad que yo sí que puedo emparentar con la locura de Corazón salvaje o con la liberación absoluta del personaje de Taxi Driver. Lo relaciono mucho con los 30 años porque es el momento en el que realmente pierdes tu juventud, de alguna forma, aunque te sientes joven. Todo el mundo te aprieta para que te comportes de una forma concreta que igual a ti no te apetece mucho.
En las primeras décadas hablas de emociones que has vivido, pero, ¿qué pasa con los 50, 60, 70…?
Está extrapolado. Es verdad que tengo padres, tengo suegros, tengo amigos… Ha sido extrapolar un poco eso y, sobre todo, me lo he inventado. Cuando llegué a los 44, dije: ‘Vale, ya tengo mi edad. Ahora me voy a fijar más en las pelis que quiero que aparezcan en el libro’. Una de las que se ha caído es Saló o los 120 días de Sodoma, de Pasolini, la tenía para los 30 pero luego entró más adelante y me encontré a los 70 con Pasolini. Digo: ‘si alguien que no me conoce se compra este libro y ve ‘Saló’ a los 70 me mete una denuncia’. Entonces, se cayó. Pero sí, especulo muchísimo.
Y a los 90 es todo comedia
Es lo mío y he sido muy fino con la comedia, pues la comedia es muy buena. A mi abuelo lo que le gustaba era Paco Martínez Soria -que lo valoré- o las comedias de Pajares y Esteso -que también las valoré-. Lo que pasa es que hay cosas que han envejecido muy mal a ese respecto. La verdad es que si yo llego a 90 años -lo veo muy difícil por la vida que he llevado- me gustaría pasar los últimos años riendo. Pensaba mucho en mi abuela, que murió casi con 101 casi, y lo que le gustaba era el bingo, le gustaba ir a bailar y lo que más triste le ponía era ver a sus hijas discutir. No sé, si has vivido hasta ahí, hay que reír y descansar, tampoco pensar mucho, nada más.
La verdad es que si yo llego a 90 años -lo veo muy difícil por la vida que he llevado- me gustaría pasar los últimos años riendo.
Los niños cambian la visión de todo y tú mencionas mucho a tus hijos, ¿ellos han influido en las películas que has elegido?
Son unos dictadores mis hijos. La mayoría de películas del libro las he visto con ellos. Yo les dejaba elegir la película y, por ejemplo, Nico me dijo Blade Runner. No era una que yo tuviese claro que iba a entrar, pero está en el libro y es la más divertida. O, por ejemplo, cuando ya estaba en los 80 y estaba terminando, se me acerca y me dice: ‘Papá, ¿no vas a poner El gigante de hierro? Le digo: ‘No, porque estoy ya en los años 80. Ya no voy a meter animación’ Y me dice: ‘Papá, es mi película favorita’. ¡Qué cabrón! Está en el 89. Y me gusta el texto, me gusta como quedó esa improvisación. Los textos se notan improvisados, son textos urgentes. Se nota que tienen mucha vibración, aunque haya algunos más teóricos. Son muy emocionales.
Pero todos tienen mucha razón de ser y están conectados
Yo no sé cómo escribe un escritor. Yo siempre he sido crítico y eso significa que yo arranco un texto y no tengo ni idea de dónde va a ir. Yo tengo mucha envidia de la gente que se sienta con todo bien ordenado en la cabeza y escribe y acaba en una tesis perfecta. Yo no, yo me lanzo y voy dando tumbos y, de repente, creo que he encontrado una frase bonita, veo que llega a los caracteres y digo: ‘Pues yo creo que esto ya está’. Cada texto era una aventura. Hay cosas que tenía más claras, pero, en general, no se podía haber escrito de otra forma. Ha sido una experiencia visceral que si se llega a construir con dos años de trabajo habría terminado en un libro totalmente distinto. El libro es tremendamente sincero porque no me ha dado tiempo de mentir.
El libro es tremendamente sincero porque no me ha dado tiempo de mentir
Si solo pudieras escoger una película para ver en la vida, ¿cuál sería?
Sería una película con un mensaje positivo y que te alegre. Que te haga feliz. ¡Qué bello es vivir! Fíjate que no está en el libro. Suena muy ñoño, pero sí que lo creo. No diría Taxi Driver o El hombre que mató a Liberty Valance, que son mis favoritas, porque una es muy amarga y otra muy triste. Capra habla de la familia y de la amistad de una forma muy bonita. Y yo creo en la familia y creo en la amistad.