Hay películas que han provocado vómitos, desmayos, salidas del cine de 100 espectadores, pero hay una que incluso tuvo que eliminar escenas por un aborto. Se trata de La parada de los monstruos, un filme de 1932 que es considerado como uno de los más impactantes de la historia. Y eso que pudo serlo todavía más.
La parada de los monstruos fue dirigida por Tod Browning y tiene como protagonista a una trapecista llamada Cleopatra (Olga Baclanova). Esta se une a un circo con un plan: seducir y asesinar a uno de los miembros del equipo para hacerse con su herencia. No obstante, su plan tiene consecuencias muy peligrosas. Metro Goldwyn Mayer fue el estudio detrás de este proyecto inspirado en algunos elementos de la historia corta Spurs escrita por Tod Robbins.
En enero de 1932 se llevaron a cabo los pases de prueba de La parada de los monstruos y el resultado fue catastrófico. Merrill Pye, el director de arte de la película, contó que "a mitad del pase mucha gente se levantó y salió corriendo. No salieron andando. Salieron corriendo". Otros espectadores incluso empezaron a encontrarse mal y algunos se desmayaron.
No obstante, lo que sí que tuvo consecuencias importantes de cara al resultado final del filme fue una mujer que amenazó con demandar a MGM porque, supuestamente, ver la película le había provocado un aborto. No queda claro, a día de hoy, si esto es real o fue una estrategia publicitaria del estudio para despertar el interés en el filme.
Sea como sea, la respuesta fue muy negativa y eso condujo a hacer cortes en la película: de 90 minutos se pasó a poco más de una hora de duración. Se eliminó gran parte de la secuencia en la que los artistas atacan a Cleopatra y otra en la que se muestra a Hércules (Henry Victor), otro personaje, siendo castrado y convertido en un castrao. Otras secuencias de comedia y parte del epílogo original también fueron borrados.
En realidad, los cortes no dieron mejor resultado. La parada de los monstruos fue un fracaso de taquilla y recibió críticas negativas. Terminó con la carrera de su director y muchos de los actores que participaron en el filme y que no tenían discapacidades fueron incluidos en la lista negra. Por otro lado, los intérpretes con discapacidades se limitaron a hacer funciones en las que les trataban como monstruos. Un ejemplo de esto último son las gemelas siamesas Daisy y Violet Hilton.
La cosa empezó a cambiar en el siglo XX y, principalmente en Europa, el filme comenzó a ser considerado incluso como una "obra maestra menor". Así la describió un crítico en 1964 en Film Quarterly. Actualmente, en Rotten Tomatoes, La parada de los monstruos tiene una puntuación de crítica de un 95%.
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