La obsesión por la imagen física no es algo propio o más relevante en los tiempos que corren, por más que los agoreros de las nuevas tecnologías (o amantes de Black Mirror, lo mismo es) nos quieran convencer de ello. Los trabajos de remodelación facial ya eran los protagonistas de algunos papiros en el Antiguo Egipto, 1500 años antes de nuestra era. El canon de belleza sí ha cambiado a lo largo de los años pero es cíclico. Como todas las modas, ahora vuelve lo que estuvo en boga hace 20 años. Y, dentro de dos décadas, quizás lo esté de nuevo.
El presente sí que ofrece ahora más escaparates que nunca en los que lucir nuestra mejor cara. Y es más fácil que nunca modificar nuestro rostro, incluso sin tener que pasar por el quirófano. Las aplicaciones de fotografía social con decenas de filtros pueden convertirnos en la persona que siempre hemos soñado, sin dolor ni posoperatorio. Esta distorsión puede provocar, sin duda, trastornos en la personalidad, pero de esto no puedo comentar nada porque no soy psicólogo.
'Sick of Myself': la enfermedad como salto a la fama
Oslo Pictures, Film I Väst, Garage Film International
Esta introducción sirve de contexto para enmarcar la primera película largometraje del noruego Kristoffer Borgli titulada Sick of Myself y que se estrena el próximo 10 de marzo exclusivamente en cines. Una sátira corrosiva y llena de un humor negrísimo y no apto para todos los públicos que sirve en bandeja temas para un posterior (y acalorado) debate: el narcisismo, la aceptación de uno mismo y la de los demás y hasta dónde estamos dispuestos a llegar para que nos quieran.
Signe (que da vida una fantástica Kristine Kujath Thorp a la que hace poco veíamos en la comedia Ninjababy) es una chica que se autodeclara ‘no narcisista’, aunque vive en un mar de contradicciones. Su pareja es un reputado artista contemporáneo que le hace sombra. En las cenas, él tiene el protagonismo. Su casa es invadida por periodistas que le hacen entrevistas a su novio y ella, simplemente, tiene el protagonismo de una maceta. Encima, es camarera, justo la profesión más común entre los aspirantes a artistas.
Pero algo hace clic un día en su cabeza y decide que si tiene que poner en peligro su vida por ser la protagonista, lo hará sin dudarlo. Contar más sería entrar en terrenos de spoiler aunque, si os entran ganas de saber más, tenemos una pieza en exclusiva para ir abriendo boca ante su inminente estreno.
Sick of Myself es una película incómoda porque nos habla de tú a tú de uno de nuestros grandes males: sentirse querido, protagonista, el centro de atención. Todo ello sin perder ni por un momento un salvaje sentido del humor que no elude los aspectos más desagradables de un proceso infeccioso, algo que la acerca a cintas de body horror. A pesar de que en ciertas descripciones de los personajes abusa un poco del trazo grueso, sobre todo en lo concerniente con el novio artista del personaje principal, Sick of Myself es una comedia muy necesaria e inteligente, un espejo en el que mirarnos y analizar nuestro propio narcisismo. Y, por qué no, intentar corregirlo un poco.
El próximo 10 de marzo Sick of Myself se estrena en cines de España. Si lo tuyo es la comedia negra, negrísima, tienes una cita con la historia de Signe. No te dejará indiferente.
