En los 90, Kevin Smith empezó una de sus sagas más conocidas. Clerks llegó a los cines en 1994 con un presupuesto de únicamente 27.000 dólares, pero se convirtió en una película de culto que aún hoy se sigue recordando. Fue el comienzo de la carrera de Smith como uno de los directores que mejor retrató a toda una generación de treintañeros en Estados Unidos a lo largo de los 90. Ahí están Persiguiendo a Amy o Mallrats.
Con Clerks empezó todo y en 2006 salió la secuela, Clerks II. Más de 15 años después Clerks III vio la luz con una metatrama que se remonta a la cinta original. Una película llena de estrellas que detrás de las cámaras esconde una conmovedora historia real.
Una vez más, regresamos a Quick-Stop, ahora propiedad de Dante (Brian O'Halloran) y Randal (Jeff Anderson), lo que hace que sea aún más fácil para los dos protagonistas pasar el rato sin trabajar. Desde que Jay (Jason Mewes) y Bob el silencioso (Kevin Smith) se hicieron cargo del antiguo videoclub de al lado, ahora convertido en tienda de marihuana, pasan todo el tiempo juntos. Pero muchas cosas han cambiado.
Dante sigue en duelo después de que su mujer embarazada muriera atropellada por un conductor bajo los efectos del alcohol y Randal sufre un infarto. Tras la cirugía, el médico le pide a Dante que mantenga feliz a Randal mientras se recupera y advierte de que él puede pasar por lo mismo. Se dan cuenta de que han desperdiciado su vida y necesitan un nuevo propósito, por lo que deciden hacer una película de su vida con 30.000 dólares como presupuesto.
Los protagonistas realizan una película que, sospechosamente, se parece a Clerks, aunque tiene algunas desviaciones. Kevin Smith cuenta muchas cosas aquí. Vuelve a la cinta que catapultó su carrera, hace una reflexión de su trayectoria profesional y la vida y, por último pero no por ello menos importante, sigue ayudando a una de sus grandes amistades.
Kevin Smith ayudó, una vez más, a su viejo amigo a salir del hoyo
Jason Mewes, también conocido por ser Jay en las cintas de Jay y Bob el silencioso, es un viejo amigo de Kevin Smith. Nunca lo ha tenido fácil. No llegó a conocer a su padre, su madre estuvo en prisión y es drogadicta, llevaba a cabo pequeños robos... Su mejor amigo era Smith cuando éste aún no era cineasta, quien le describe como "el tipo de tío que conoces durante cinco minutos y se saca el pene. Solo quería ver si alguien de fuera de nuestro grupo de amigos lo veía tan divertido como yo", asegura el cineasta.
Así nació una colaboración que les ha mantenido juntos en el ámbito profesional durante décadas y, sobre todo, que les ha llevado a ganar mucho dinero. Durante todo este tiempo, Mewes ha tenido muchos problemas con las drogas y Smith siempre le ha ayudado internándole en centros de rehabilitación o manteniéndole activo filmando películas. La protección era tal que Smith llegó a poner como condición que su amigo no podía quedarse en una habitación por su cuenta durante los rodajes, sino que tenía que dormir con él.
Smith escribía guiones para que su amigo permaneciera sobrio, mientras que Ben Affleck se hacía cargo de los gastos en clínicas de rehabilitación. Fueron muchos intentos para que dejara las drogas, pero tardaron décadas en que todo diera resultado. Para ayudarle a superar sus adicciones, el cineasta creó el podcast Jay & Silent Bob Get Old, donde Mewes hablaba de sus problemas personales. Gracias al éxito que tuvo, el actor pudo comprarse una casa y, por fin, se mantuvo limpio.
Una cinta plagada de estrellas
Volviendo a Clerks III, la cinta es una maravillosa oportunidad de ver a algunos de los rostros más conocidos en Hollywood. Los papeles secundarios van a parar a Ben Affleck, Justin Long, Rosario Dawson y la propia hija del cineasta, Harley Quinn Smith. Sin embargo, la verdadera sorpresa está en la lista interminable de invitados que se pasan para actuar en la película que preparan los protagonistas. No damos nombres para no fastidiar la sorpresa, pero muy atentos a este gran momento.
Clerks III está disponible en Netflix.