Situémonos en la primera parte de El Señor de los Anillos: Las dos torres, la segunda parte de la famosa saga dirigida por Peter Jackson y adaptación de la obra de J.R.R. Tolkien. Acompañado por Aragorn, Legolas y Gimli, Gandalf llega a Edoras, ante el trono del rey Théoden. Éste, cuya mente ha sido carcomida durante muchos años por las venenosas mentiras de Saruman, silbadas en sus oídos por Grima Lengua de Serpiente, no es más que una sombra de sí mismo. El Mago Blanco se compromete a exorcizarlo y a "sacarle de ahí a Saruman al igual que el veneno se saca de una herida".
Una vez que se termina el hechizo, Théoden, liberado, recupera casi instantáneamente su apariencia original, y el anciano atrofiado en el que se había convertido se transforma de nuevo en un soberano majestuoso. Particularmente acertada, la secuencia de la metamorfosis es increíblemente fluida, y es uno de esos trucos de magia del cine cuya explicación encontramos en los comentarios de los materiales adicionales de la película en Blu-Ray.
"Procedimos por etapas", explica sobre esta pequeña maravilla visual Bernard Hill, el intérprete encargado de dar vida a Théoden. "Interpreté tres reyes en uno. Empezamos con El rey Lear y luego vamos a Enrique V. Esta transformación es absolutamente impactante. Profesionales y espectadores por igual, todos los que la vieron, la encontraron impresionante".
Nunca habíamos visto un efecto de transformación tan exitoso. Se tuvo que crear un programa especial para lograr tal resultado. (...) La transformación se hizo en 4 etapas. De mayor a menor. Con 2 etapas intermedias. Luego Tuve que interpretar frente a una pantalla reflectante para que pudiéramos superponer cada etapa y desarrollar las diferentes etapas de la transformación
Según cuentan sobre el rodaje de esta impactante escena que fue rodada hace ya más de 20 años, Bernard Hill y Miranda Otto, que interpreta a Éowyn, tuvieron que representar la escena cuatro veces. La principal dificultad de este proceso era conseguir que el plano fuese exactamente el mismo cada vez, y que la cámara no se moviese ni un milímetro entre tomas, a menudo separadas por varias horas, para que el intérprete de Théoden pudiera volver a maquillarse.
"Tuvimos que quedarnos quietos y esperar. Íbamos a rodar otra cosa, pero esa cámara se quedó allí, en este escenario", explicaba el director de fotografía Andrew Lesnie.
"Cuando el nuevo maquillaje estaba listo, volvíamos a rodar. Luego volvían los maquilladores... Les llevaba horas cambiar el maquillaje. Tuvimos que rodar mientras esperábamos. No cambiaría la iluminación. La cámara no se movería. No", explicaba el experto. "Porque si todo cambia al mismo tiempo, ya no vemos el cambio esencial. Es esencial no tocar nada".
Para que la secuencia funcionara, el talento de los actores y de los maquilladores tuvo que ir acompañado de una meticulosidad extrema por parte del equipo técnico. Y el resultado, sin duda, mereció la pena.
