Corría el año 1964 cuando el reputado cineasta Stanley Kubrick, quien por aquella época ya tenía una trayectoria de más de 10 años y había estrenado con éxito Espartaco pero todavía no había alcanzado el punto más álgido de su carrera, decidió que su próxima película sería una película de ciencia ficción, un género que en aquella época todavía era muy menor, y que estaría ambientada en el espacio. Aquel año el realizador y guionista había leído el relato corto El centinela de Arthur C. Clarke, que se convertiría en la base de la que sería una de sus obras cumbre: 2001: Una odisea en el espacio.
Junto con Clarke, Kubrick se puso rápidamente manos a la obra con el guion de la película y, aunque apenas dos años más tarde ya había rodado las escenas con el elenco encabezado por Keir Dullea y Gary Lockwood, 2001: Una odisea en el espacio no se estrenaría hasta 1968, tras un árduo trabajo de efectos especiales que entonces se antojaban casi imposibles y que marcaron un antes y un después en el cine.
Con 2001: Una odisea en el espacio Kubrick se dejó la piel y se consolidó como uno de los grandes cineastas de su época, pero también de la historia. Fue transgresor y arriesgado y el resultado fue una obra maestra. Una película de culto en la que escasea el diálogo y abunda la música, que está plagada de secuencias increíbles y que además fue considerada y se sigue considerando una de las películas más científicamente realistas que jamás se hayan rodado sobre el espacio.
De hecho, 2001: Una odisea en el espacio resulta tan realista que a menudo ha sido mencionada por trabajadores de la NASA como una de las películas más precisas del género. Un elogio que gana aún más si tenemos en cuenta que, cuando Stanley Kubrick hizo esta película, ni siquiera se había llevado a cabo con éxito la misión espacial más famosa de la historia, el Apolo 11, mediante la cual el ser humano pudo pisar la Luna por primera vez.
"Tenía la edad perfecta, viendo el Programa Gemini y el Apolo, y aquel fue el momento perfecto para 2001: Una odisea el el espacio", aseguraba Rob Manning, Ingeniero jefe del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, en un evento especial dedicado al estreno de Ad Astra en 2019 sobre cuál era su película de ciencia ficción favorita. "Pensé: 'Tengo que descubrir cómo hicieron eso'. Simplemente parecía correcto. Se correspondía con mi visión de cómo iba a ser el espacio". Pero aunque aquello era solo la percepción de un niño, cuando logró el trabajo de sus sueños pudo comprobar que no iba tan desencaminado.
De hecho, cuando la producción de la película estaba en marcha, la NASA estaba trabajando para la famosa misión que acabó con el primer hombre pisando la luna y precisamente aquello ayudó a Kubrick a darle una mayor precisión a su ambicioso proyecto y mostrar en él una tecnología futurista creíble. Su objetivo era que, si la misión Apolo tenía éxito, que 2001 no quedase anticuada e hizo bien: el mayor hito espacial de la historia se logró al año siguiente.
Para conseguirlo, Kubrick contrató consultores científicos entre los que había ex empleados de la NASA y que resultaron clave para el diseño de la nave y también el coguionista Arthur C. Clarke tenía experiencia en la industria aeroespacial. Además, el director decidió prescindir del exceso de ruido y apostar por el silencio, algo que se ha elogiado mucho por aquellos que han estado en contacto con el espacio, y también fue muy alabada la forma en la que pudo plasmar la falta de gravedad. De igual modo, también para un mayor realismo, prefirió que los protagonistas de su historia fueran unos astronautas profesionales, tranquilos y metódicos, lejos de personajes más proyectados a llamar la atención. "Me gusta el uso del silencio", diría también Manning. "Hay algo intenso y espeluznante en eso que también es muy poderoso".
Asimismo, el ex astronauta de la NASA Garrett Reisman no dudó en darle una puntuación de 9/10 en su participación en un interesante artículo para la revista The South African por su gran realismo:
La ciencia en la película se mantiene tremendamente bien
"Lo único que falta allí, en la escena inicial, es la atmósfera", admitía. "Solo ves la Tierra azul y luego, de repente, el espacio negro", cuando, en realidad "hay una delgada línea azul que separa la Tierra iluminada por el sol de la negrura del espacio".
Según cuatro ingenieros de la NASA que basaron el diseño de su nave espacial de propulsión nuclear en parte en el Discovery One de la película, 2001: Una odisea en el espacio es "quizás la película investigada con mayor profundidad y precisión en la historia de la pantalla con respecto a la ingeniería aeroespacial".