En 2013, el director Rubin Stein se hacía notar con un inquietante cortometraje de terror que, a la postre, acabaría recibiendo más de 30 premios nacionales e internacionales, siendo seleccionado para más de 200 festivales y nominado al Méliès de Oro al Mejor Cortometraje Fantástico Europeo. Su nombre, Tin & Tina, una pieza de doce minutos muy perturbadora en la que el fanatismo religioso era el principal protagonista.
Cuando la fe se transforma en locura
Una década después, Stein ha decidido insuflarle nueva vida (y más metraje) a aquel proyecto tan personal y querido y que acabó convirtiéndose en un objeto de culto para muchos aficionados. El 31 de marzo se estrena la adaptación a largometraje de Tin & Tina, conservando el nombre pero cambiando el reparto. En esta ocasión, contamos con un par de estrellas nacionales como pareja protagonista: Milena Smit (Madres paralelas) y Jaime Lorente (Élite).
Tin & Tina cuenta la historia de un matrimonio que ha perdido la fe en Dios al perder los bebés que estaban esperando. Para intentar aliviar su pena, Lola y Adolfo acuden a un convento para adoptar a Tin y Tina, dos hermanos de siete años de aspecto muy peculiar. Ambos logran enseguida llamar la atención de la mujer y el matrimonio decide adoptarlos, a pesar de la reticencia del marido. A medida que pase el tiempo, comprobará que el aspecto angelical de los niños es pura fachada y su obsesión con la religión podría ocasionarles consecuencias mortales.
Ruben Stein define su película como un thriller religioso con tintes de terror y cuenta con, la participación especial de nada menos que Teresa Rabal y de una actriz que nos animó a los que ya pintamos canas en Barrio Sésamo, Ruth Gabriel. Los actores que dan vida a este par de niños que parecen como salidos de una nueva versión de El pueblo de los malditos son Carlos González Morollón y Anastasia Achikmina.
En la pieza que te mostramos en exclusiva y como adelanto de la película vemos cómo se desarrolla una comida rutinaria en la familia de estos niños tan peculiares. La puesta en escena y los gestos de los progenitores no dejan lugar a dudas: algo turbio está pasando.
Los aficionados al cine de terror con tintes religiosos tenemos una cita obligada a partir del 31 de marzo, exclusivamente en salas. Y si eras un fan del corto, seguro que ya tienes la cita bien señalada en el calendario.