Son varios los ejemplos que demuestran que un reparto repleto de estrellas y un buen presupuesto no garantiza el éxito de una película, pero, mientras en ocasiones los implicados se apresuran a admitir el fracaso, en otras se prefiere señalar a diversos factores externos que avalen los proyectos de futuro del título en cuestión. Si los tiene. Y eso es precisamente lo que ocurrió con Bloodshot, la película debut de Dave Wilson como director y protagonizada por Vin Diesel, Eiza Gonzalez, Sam Heughan y Guy Pearce, entre otros, en 2020.
Estrenada en marzo de 2020, Bloodshot fue una de las películas que se comió la peor parte de la Covid-19 en lo que a la industria cinematográfica se refiere. La cinta acababa justo de ser estrenada cuando la pandemia del Coronavirus lo paralizó todo y las salas de cine fueron cerradas a cal y canto. De hecho, al largometraje solo le dio tiempo a disfrutar de un fin de semana en cartel antes del cierre masivo de cines, por lo que su distribuidora, Sony Pictures, optó rápidamente por su lanzamiento bajo demanda.
Así, no es de extrañar que Bloodshot se convirtiese en un fracaso en taquilla que no logró alcanzar lo invertido, puesto que apenas tuvo unos días para conseguirlo. Con un presupuesto de 45 millones de dólares para su producción, la película apenas logró recaudar 37, 3 millones, pero las malas cifras se explican por sí solas.
No obstante, aunque sin duda tuvieron muy mala suerte, el equipo se aferró a la inesperada situación sanitaria como única responsable de su fracaso, cuando la realidad es que las críticas tampoco fueron nada buenas. Y en eso sí que no hay Covid que valga. No obstante, sí es verdad que las cifras recaudadas por Bloodshot fueron bastante cercanas respecto a lo que en un principio se había previsto. Según las estimaciones, solo en Estados Unidos y Canadá, Bloodshot podría recaudar nada menos que 10 millones dólares en su primer día en su primer fin de semana y, aunque se quedó un poco corta con 9,3 millones de dólares, estuvo muy cerca de cumplir con la previsión. Además, hay que tener en cuenta que aquel fin de semana, ya alertados por los peligros del virus, resultó ser el de menor recaudación desde octubre de 1998.
Sin embargo, como comentábamos, la crítica no la dejó demasiado bien. Con apenas un 31% de aprobados en el portal de críticas Rotten Tomatoes, el sentir generalizado es que la cinta, que prometía ser mucho más, al final tuvo un resultado bastante mediocre y resultó ser una película más, sin nada que hiciera de ella algo reseñable. De igual modo, la audiencia tampoco se rindió precisamente a sus pies y, sin ir más lejos, la nota media otorgada por los lectores de SensaCine, apenas supera el aprobado, con 2,6 estrellas de 5.
No obstante, los malos resultados no fueron suficiente para que el equipo abandonase sus planes de convertirla en saga. De hecho, que Bloodshot tendría secuela se confirmaría apenas unos meses después, a finales de 2020, con el directivo de DMG Entertainment, productora de la película junto a Sony, defendiendo la mala suerte de la película:
Creo que [Bloodshot] tuvo mucho éxito en ese sentido, mucha gente la vio y le fue muy bien en el lanzamiento posterior al estreno, pero no se puede usar el mismo proceso de evaluación, anterior al COVID, para esto
Así lo aseguraba Dan Mintz, directivo de DMG al medio CBR en noviembre de 2020, quien tampoco dudaba en dar por hecho el regreso de Vin Diesel: "Sí, porque lo hizo muy bien y la respuesta ha sido muy buena, es solo que la respuesta ha sido en un entorno no transparente, a diferencia de un entorno transparente como los números de taquilla".
Tras aquellas declaraciones nadie podría duda de Bloodshot 2, pero parece ser que el empeño de los implicados y de Vin Diesel en convertir la película en una saga no ha sido suficiente. Desde entonces, nunca más ha vuelto a hablarse del proyecto, que de momento sigue en un cajón sin que nadie se acuerde de él, aunque quizá en algún momento alguien lo abra y nos dé la sorpresa.
Basada en el personaje de Valiant Comics Ray Garrison (Vin Diesel), Bloodshot es la historia de un soldado caído en combate que, lejos de aceptar su pérdida, se convierte en una máquina de matar gracias a la corporación Rising Spirit Technologies (RST), que utiliza la nanotecnología para convertirle en un arma biotecnológica y sobrehumana llamada Bloodshot, capaz de aumentar su fuerza, sus reflejos y su capacidad de cicatrización. Unos poderes especiales que hacen que Garrison sea prácticamente indestructible.