Es una de las mayores estrellas del mundo, pero eso no se logra sin ser escrupuloso hasta el extremo de los proyectos que se realizan. Dwayne Johnson tiene la reputación de controlar todo lo posible aquellas películas y potenciales franquicias que decide protagonizar, a veces modificándolos por completo para que se ajusten a sus necesidades. Proyecto Rampage no fue una excepción.
La adaptación de un videojuego de arcade clásico que fue su tercera colaboración con el director Brad Peyton, con el que firmó otros blockbusters con aventuras y criaturas fantásticas (Viaje al centro de la Tierra 2: La isla misteriosa) o destrozos a lo grande (San Andreas). Aquí da vida a un especialista en primates de reconocido prestigio que mantiene un vínculo muy importante con un singular gorila albino llamado George.
Cuando este gorila es víctima de una peligrosa modificación genética, su ADN mutará rápidamente y de manera incontrolada. Será entonces cuando George crezca de forma exponencial y se convierta en un monstruo violento. Su tamaño, rapidez, agilidad y violencia estará fuera de control. Pero este gorila no es el único animal que ha mutado, el especialista pronto descubrirá que hay otros animales que tienen el mismo problema, y que destruyen todo lo que encuentran a su paso.
"No me gustan los finales tristes"
Conforme progresa la película se va viendo desastres de grandes proporciones, enfrentamientos de animales impresionantes. Una amenaza que pone en riesgo todo el planeta. Ante un problema de semejantes dimensiones sólo cabía una decisión drástica: que el primate gigante se sacrificase tratando de derrotar a los otros monstruos. Al menos así estaba en el final original que había en el guión de la película, que no agradó en absoluto a "La Roca".
"No. ¿Me he perdido algo? George no puede morir" fue la airada reacción de Johnson al leer el guion y también su respuesta cuando en las reuniones posteriores trataron de defender la decisión, argumentando que se sacrifica para salvar al resto del mundo, se vuelve un gran soldado. Pero al actor no le convencía nada, como comentó a Rolling Stone: "¡Esto es una película! Hay un cocodrilo del tamaño de un estadio de fútbol, no estamos haciendo Salvar al soldado Ryan".
No es la primera vez que Dwayne Johnson obliga a una película a cambiar de planes: hace seis años ya impuso su decisión en el Universo DCLa estrella decidió plantarse, asegurando que abandonaría el proyecto si no se salvaba al entrañable e inmenso gorila: "No me gustan los finales tristes. La vida trae esa mierda, no la quiero en mis películas. Cuando los créditos rueden, quiero sentirme bien" argumenta Johnson, que busca agradar y cuidar lo máximo posible al público de sus películas: "Mi problema es que tengo una relación con un público de todo el mundo. Durante años he construido una confianza con ellos de que van a venir a mis películas y se van a sentir bien".
"Vas a tener que encontrar otro actor. Tenemos que pensar algo, de lo contrario no voy a hacer la película" fue el ultimátum que dio para salirse con la suya. Finalmente George sobrevive y hasta deja el terreno bien preparado para hacer una secuela. Con 428 millones de dólares recaudados en todo el mundo para un presupuesto que se sitúa entre los 120 y los 140 millones, no cabe duda de que Proyecto Rampage fue un éxito y que el público estaría interesado en otra aventura, pero la apretada agenda de Johnson lo ha hecho imposible.
Si quieres recibir nuestras propuestas y los estrenos en tu mail suscríbete a nuestra Newsletter