Hollywood perdió la inocencia a finales de los sesenta. Los hippies dejaron de ser vistos por la opinión pública como un grupillo de melenudos que tomaban LSD y apostaban por el amor libre, sobre todo por culpa de las atrocidades de la familia Manson en 1969. La Guerra de Vietnam aún estaba lejos de acabarse, las revueltas pacifistas que desembocaban en disturbios violentos estaban a la orden del día y, por lo general, el desencanto social acabó permeando el arte cinematográfico.
El nuevo Hollywood y Paul Schrader
El star-system hollywoodense también estaba en crisis. La fórmula de la estrella a lo Clark Gable o Cary Grant estaba en franca decadencia. Las superproducciones como Cleopatra ya no interesaban a un público joven que apostaba por un cine que reflejara la sociedad convulsa que les había tocado vivir.
Fue entonces cuando el cine de autor, como se le conocía en Europa a un cine más comprometido con lo artístico y desapegado de las meras intenciones comerciales, llegaba a Hollywood de la mano de directores como Martin Scorsese, Arthur Penn, Francis Ford Coppola y películas como El graduado, Easy Rider, Malas calles, Boonie and Clyde o Taxi Driver, una de las mejores del lote.
Taxi Driver, a día de hoy, permanece como uno de los retratos más acertados de la sociedad de por aquel entonces. En ella, un taxista hastiado de una sociedad corrupta y podrida, se tomaba la justicia por su mano tras entablar amistad con una jovencísima prostituta.
El guion de esta película, que acabó ganado la Palma de Oro de Cannes en 1976, lo firmó Paul Schrader, un joven educado en un estricto hogar en el que se profesaba la fe calvinista, una influencia que acabó marcando su obra, tanto en sus guiones como cuando se puso a dirigir sus propios escritos.
Un 'thriller' dramático oscuro y violento
El cine de Schrader está marcado por personajes atormentados y oscuros que deben luchar contra sus propios demonios. En Affliction, por ejemplo, asistimos acongojados a un hombre marcado por los maltratos de su padre alcohólico; en la magnífica El reverendo, un sacerdote sufre una profunda crisis de fe alimentada por el problema del cambio climático; la más reciente El contador de cartas nos habla sobre un jugador de póquer cuyo pasado como militar marcará un destino fatídico.
Ahora, Schrader regresa tras dos años desde El contador de cartas para seguir revolviendo los interiores de personajes torturados. Su última propuesta se titula El maestro jardinero y nos trae la historia de Narvel Roth, un antiguo supremacista blanco reconvertido a jardinero que debe cuidar de una finca con la ayuda de la nieta de su jefa, una chica negra.
Con guion del propio Schrader, como suele ser habitual en su filmografía, El maestro jardinero está protagonizado por Joel Edgerton en el papel de Narvel Roth, Sigourney Weaver como la rica viuda Sra. Havernhill, su jefa, y Quintessa Swindell en el papel de su nieta.
Si te gustan las historias oscuras que mezclan el 'thriller' con los personajes de moral ambigua y quieres reencontrarte con la magnífica Sigourney Weaver, el 9 de junio llega a los cines esta nueva propuesta que nos devuelve el cine de Hollywood adulto y alejado de sagas, 'reboots', 'remakes' y superhéroes. Que falta hace.
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