Ópera prima del maestro del terror James Wan y ahora considerada una película de terror de culto por los amantes del género, Saw se estrenaba hace ahora casi 20 años sin grandes expectativas. Tras acabar sus estudios de cine el director de cine australiano tuvo claro que quería hacer una película e, inspirado por los éxitos de El Proyecto de la Bruja de Blair y Pi, se animó a ponerse manos a la obra con un proyecto de bajo presupuesto junto al guionista Leigh Whannell. Tenían 30.000 dólares. La película acabaría recaudando 100.000.
La idea de dos personajes en un pequeño espacio cerrado surgió desde el primer momento. Luego ese espacio se convertiría en un baño. Habría un muerto. La entrada en escena de Puzzle se produciría más tarde y también la premisa de este misterioso hombre haciendo decidir a sus víctimas sobre sus destinos en apenas unos minutos.
Aunque el presupuesto inicial con el que contaban era muy escaso, Wan y Whannell rápidamente se dieron cuenta de que necesitarían financiación externa y comenzaron a buscar algún productores que pudiesen estar interesado. No lo encontrarían en Australia, sino en Los Angeles, donde lograron llamar la atención de un productor de la mano de un corto que habían rodado previamente con escasos recursos pero que sintetizaba el corazón de la película. Y así es como Saw se convirtió en la primera película de Twisted Pictures.
Aún con un presupuesto mucho mayor que 30.000 dólares, hacer una película como Saw con 1 millón de presupuesto requería de mucha inventiva y de recursos ajustados, pero lograron hacerse con un buen elenco al que atrajeron con el famoso corto. Sin tiempo para ensayos y con algunos de los actores apenas disponibles para rodar sus escenas, James Wan tuvo que apañárselas como pudo, lo que al final resultó en una estética muy particular que llamó la atención y fue objeto de elogios.
Una vez terminada la película en apenas tres semanas, llegaría la siguiente fase: enseñársela al resto del mundo. Lionsgate se hizo con los derechos de distribución con idea de que fuera un 'direct to video', pero la buena acogida en la proyección de Saw en el Festival de Sundance les hizo cambiar de opinión. El resto es historia: Muy lejos de pasar desapercibida, la ópera prima de James Wan provocó un enorme impacto entre los fans del género y el boca-oreja sobre lo fuertes que eran determinadas escenas de la película hizo crecer el interés sobre la misma a pasos agigantados. Finalmente, tras un coste total de 1,2 millones de dólares, Saw acabaría recaudando 100 veces más y, lo que es mejor, siendo solo la primera de una franquicia de terror milmillonaria.
Veinte años más tarde y con 9 películas a sus espaldas y una a punto de estrenarse, la saga de terror ha recaudado más de mil millones de dólares en todo el mundo y la que dio origen al fenómeno, aunque no es una obra maestra, es considerada de culto por los amantes del terror. La décima de ellas, Saw X, llegará a las salas en otoño de este año 2023.