Si en los últimos meses has tenido la sensación de que había demasiadas cosas que ver en las plataformas de 'streaming', no eres el único. La burbuja del 'video on demand' ha llegado a sus cotas más altas y parece que ya ha reventado. No solo es que los espectadores estén exhaustos, sino que las condiciones del sector han empeorado significativamente.
"La cifra por una retransmisión en la cadena es de 13.500 dólares y lo que te pagan por que ese episodio esté en streaming es 700", cuenta Brittani Nichols, guionista de Colegio Abbott -una de las series rompedoras del último año- en una entrevista con More Perfect Union. Ella es una de las voces que trata de arrojar luz ante las pésimas condiciones que aguantan los guionistas actualmente. Una situación propiciada por las propias compañías de 'streaming', quienes se han olvidado de alimentar lo que les da dinero: los contadores de historias.
Los guionistas han perdido miles de dólares por cada episodio
Una de las grandes bazas que tienen las plataformas de 'streaming' para el suscriptor frente a las cadenas tradicionales es que no hay anuncios. Precisamente la desaparición de los anuncios es lo que ha provocado que los guionistas estén en una situación límite.
Tradicionalmente, los guionistas se llevaban un porcentaje del dinero que la cadena recibía por los anuncios que se emitían en mitad de los episodios. Y hay que tener en cuenta que la mayoría de series siguen vivas mediante reposiciones durante muchos años después de que vean la luz. Era lógico. Todo el que había contribuido de alguna manera en esa serie, recibía su parte. Pero, ¿qué pasa ahora que no hay anuncios? No hay pastel que repartir.
Y si éste fuera el principal problema no sería tan grave la situación, pero el 'streaming' ha provocado una precariedad en el sector nunca vista. El salario de los guionistas ha disminuido un 4% a lo largo de la última década. No parece mucho, pero hay dos factores a tener en cuenta: que si lo ajustamos a la inflación lo que realmente han perdido es un 23% y que, como dicen muchos autores, nadie espera cobrar menos a medida que va avanzando en su carrera profesional.
Sobreproducción al menor precio
Actualmente, gracias a los servicios de 'streaming', hay mucho más trabajo en el mundo audiovisual. Durante años, los guionistas han estado muy ocupados, pero la burbuja ha estallado. Las OTT han empezado a cancelar programas y reducir presupuestos mientras esperan ganar la misma cantidad o más. Sus dinámicas de trabajo han mutado hacia la precariedad.
Antes, las cadenas gastaban millones de dólares en el piloto de sus series -lo que les servía para saber si la serie seguía adelante o no- y creaban una sala de guionistas en caso de que la cosa siguiera adelante. Ahora la dinámica es muy diferente, lo que perjudica a los escritores. Las cadenas crean varias salas -las llamadas 'minirooms'- donde un grupo reducido de guionistas escribe 3 o 4 episodios de una potencial serie de televisión. Una vez hecho el trabajo -y sin pasar por rodaje- las cadenas deciden si algo puede convertirse en un estreno.
Con esta nueva dinámica, las cadenas pagan lo mínimo a sus trabajadores. Como realmente no están haciendo una serie, sino que es 'una idea de', se permiten pagarles por la compensación de su tiempo en caso de que el proyecto no salga adelante. Esto tiene el añadido de que todos los guionistas están al mismo nivel y un co-productor ejecutivo de alto nivel, con grandes títulos a sus espaldas, puede recibir lo mismo que un guionista en su primer año de profesión.
Hay otras particularidades del mundo del 'streaming' que han provocado peores condiciones para los guionistas: las temporadas tienen menos episodios y pasa más tiempo entre temporada y temporada -un periodo en el que no están cobrando-. Esto ha provocado un descontento generalizado entre el sector y ya se está planteando una huelga como la que se llevó a cabo entre 2007 y 2008.
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Recientemente, los miembros del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos han votado para autorizar una huelga y la cifra ha sido histórica: un 97,85% la¡o apoya. La tensión, ahora mismo, está por las nubes. Su contrato con Alliance of Motion Picture and Television Producers (AMPTP) termina el 1 de mayo y si ambas partes no consiguen llegar a un acuerdo es muy probable que los guionistas decidan dejar sus trabajos para pedir mejores condiciones.
Los efectos de esta posible huelga nos llegarán tarde y habrá que ver quién se da cuenta de ello -asumámoslo, no es lo mismo que una sanidad en huelga- pero dice mucho de cómo está evolucionando la industria del 'streaming'. La sobreproducción de series y películas para ver 'on demand' ha matado a las personas encargadas de que todos esos títulos funcionen. Sin ellas, el negocio quedará completamente paralizado. Un auténtico tiro en el pie que, por el momento, no pinta nada bien.