Paralelamente a su carrera como cantante, Rihanna hizo su debut cinematográfico en 2006, interpretándose a sí misma en la comedia A por todas: Todo o nada, la tercera película de la saga A por todas que comenzó en el año protagonizada por Kirsten Dunst. Seis años más tarde, ya consagrada como una estrella de la música, la artista consiguió su primer papel real en Battleship, una adaptación del famoso juego Hundir la flota que Peter Berg dirigió en 2012.
En ella, la actriz en ciernes se metía en el papel de Cora Raikes, una suboficial de la Marina de los Estados Unidos que lucha en una feroz batalla en el océano para salvar el planeta, junto con el joven oficial Hopper, interpretado por Taylor Kitsch. Un papel para el que Rihanna entrenaría realmente duro y para el que, además de trabajar en sus dotes como actriz inexperta, tuvo que aprender a manejar armas militares.
La película tenía potencial para convertirse en un 'blockbuster' y lo cierto es que recaudó una millonada, pero aún así se consideró un fracaso. Por un lado no tuvo precisamente una buena acogida entre público y crítica pero es que, además, la película había sido tan cara que por mucho que superase los 300 millones de dólares en todo el mundo, siguió considerándose un batacazo.
Con un presupuesto de 209 millones de dólares, Battleship recaudó solo 303 millones en todo el mundo y unos irrisorios 65 millones de dólares en los Estados Unidos.
Además, criticada por sus malos efectos especiales y guion defectuoso, Battleship fue nominada siete veces a los Premios Razzie, con Rihanna llevándose el trofeo a la peor actriz de reparto del año. Como resultado, la artista se alejó de la interpretación por un tiempo y, aunque accedió a hacer un pequeño cameo en la comedia Juerga hasta el fin en 2013, no sería hasta cuatro años después que volviese a aceptar un papel en una película.
Lo hizo en Valerian y la Ciudad de los Mil Planetas de Luc Besson en 2017, en la que interpretaba a un extraterrestre metamórfico. Además, tras unirse al elenco femenino de Ocean's 8 en 2018, Rihanna estuvo nominada a los Oscar 2022 en la categoría de Mejor Canción Original por el título Lift Me Up, que forma parte de la banda sonora de Black Panther: Wakanda Forever. Experiencias que le han dejado mucho mejor sabor de boca que la fallida Battleship, aunque fuera un buen aprendizaje.
