Llevaba ya más de 10 años en la industria cuando el público y la crítica de todo el mundo se rindieron a sus pies, pero cuando escuchamos el nombre de Jean Dujardin es imposible que lo primero que se nos venga a la cabeza no sea The Artist. La película francesa estrenada en 2011 bajo la batuta y también guion de Michel Hazanavicius que, tras dar la sorpresa en Cannes unos meses antes de si estreno, acabaría haciendo las américas y convirtiéndose en la flamante ganadora de la 84 edición de los Premios Oscar. En ella partiría como el filme más nominado -y también con más papeletas tras la antesala de los Globos de Oro en los que también arrasó- con un total de 10 candidaturas y se llevaría nada menos que cinco estatuillas: entre las que se incluían Mejor película, Mejor director y también Mejor actor para Dujardin, primer actor francés en conseguirlo.
Con o sin Oscar, protagonizar una de las películas más importantes del año fue suficiente para que todos los ojos se depositaran sobre Dujardin, un talentoso actor francés que entonces tenía 39 años y que había comenzado en el mundillo del artisteo apenas un par de décadas atrás desarrollando un espectáculo creado y protagonizado por él en diversos locales y cabarets. La carrera de Dujardin comenzó a despegar a finales de los 90, cuando se convirtió en uno de los personajes de la comedia Un gars, un fille, en la que participó durante cuatro años en más de 400 episodios. A partir de ese momento Dujardin enfocaría su carrera más en el cine, con películas como Le convoyeur (2004),, Brice de Nice (2005), OSS 117, El Cairo. Nido de espías (2006 ), 99 Francs (2007 ), o Pequeñas mentiras sin importancia (2010), entre otras, que le irían brindando poco a poco una mayor popularidad. Pero siempre en su país.
Tras triunfar con The Artist, una película sobre el Hollywood de finales de los años 20 cuando el cine mudo está a punto de terminar, Hollywood se rindió a los pies del actor francés, quien brillaba con luz propia como George Valentin, una estrella de cine que ve su futuro comprometido con la llegada del cine sonoro y que queda cautivado con la llegada a su vida de una joven bailarina que está adquiriendo una rápida fama y a la que interpreta la actriz Bérénice Bejo.
Ganador en Cannes, del Globo de Oro, del Oscar y del Bafta, entre otros, Dujardin fichó por una importante agencia de representantes de Beverly Hills y su carrera experimentó un merecido empujón. De hecho, para su primera gran experiencia en Hollywood se metió en el bolsillo nada menos que a Martin Scorsese, uno de los más reconocidos directores de la historia, quien le eligió para uno de los personajes de su nueva película, El lobo de Wall Street, en la que compartiría cartel con Leonardo DiCaprio, Margot Robbie, Jonah Hill y Matthew McConaughey, entre otros.
Sin embargo, su trayectoria en Hollywood no duraría demasiado. Al año siguiente fue uno de los protagonistas de la película Monuments Men dirigida por George Clooney que resultó ser un fracaso comercial, y, tras aquella experiencia, volvió a centrarse en el cine francés y trabajos menos comerciales, que es donde ha desempeñado el 90% de su carrera. Un hombre de altura, El oficial y el espía de Roman Polanski y nuevas entregas de Brice y OSS 117 destacan en su filmografía de los últimos años, así como Novembre de Cédric Jimenez, una de las protagonistas de ls últimos Cesar que llegó a las salas de cine el pasado mes de abril. Asimismo, recientemente también estrenaba en las salas de cine francesas Sur les chemins noirs, una película de Denis Imbert con la que Dujardin ha experimentado una gran experiencia en su carrera de la que no deja de hablar en redes sociales, en las que se mantiene bastante activo.
