Con la finalización del rodaje de Megalopolis, el proyecto soñado de Francis Ford Coppola que quiso hacer desde el inicio de su carrera, se puede decir que el director tiene ya una de las carreras más longevas de Hollywood. Debutó en 1963 con la fabulosa Dementia 13, cuando solo tenía 24 años y desde entonces le ha dedicado cinco décadas de su vida al cine. Se dice pronto.
El padrino del cine
Quizá os suenen pequeñas películas desconocidas y poco influyentes como El Padrino, La Conversación, Apocalypse Now o Drácula de Bram Stoker: puede que Coppola “solo” haya dirigido 25 películas, pero vaya películas. Por comparación, el muy prolífico Steven Spielberg empezó a rodar en 1971 (aunque es probable que alcance en longevidad narrativa al genio de Detroit) y otros, como Quentin Tarantino o David Lynch, aunque parezca que llevan con nosotros una vida, realmente empezaron a dirigir largometrajes en 1992 y 1977, respectivamente.
Realmente, todo sea dicho, lo último de Coppola no se puede decir que fuera un éxito precisamente: Twixt se estrenó en 2011 y la crítica fue asesina con ella, acusándola de estar repleta de secuencias oníricas que, a esas alturas, con Lynch en el tablero de juego, no tenían ningún sentido y eran más bien blanditas.
Eso no quita para que nos muramos por ver, claro, Megalopolis: la cinta protagonizada por Adam Driver se ha construido y caído tantas veces que se convirtió en el proyecto maldito y deseado al mismo tiempo del director. De hecho, ha afirmado que si hizo Jack, Drácula y Legítima defensa fue solo para conseguir dinero y financiarla. Ahora, al fin, ha llegado al final, confirmando que hay que ser un genio (y bastante testarudo) para poder hacer las cosas a tu manera. ¡Que 50 años no son nada, Francis!