Para muchos 'millennials', pensar en las comedias y películas que disfrutábamos en los 90 es equivalente a que se nos vengan a la cabeza algunos de los más míticos actores que siempre veíamos en ellas. Y uno de ellos era Jim Carrey. Profundamente carismático e inconfundible por una larga lista de los papeles que ha protagonizado a lo largo de su carrera, el actor se labró una merecida fama de guasón en todo el mundo de la mano de sus divertidos gestos y muecas imposibles que hicieron reír a toda una generación y que, por el caminó, también nos brindó algunos trabajos dignos de subrayar.
Su aterrizaje en Hollywood, unos años después de comenzar a hacerse un nombre como humorista a través del programa de 'sketches' Living in Colour, fue meteórico. En 1994, de hecho, el mismo año que estrenó Ace Ventura, arrasó también con Dos tontos muy tontos y La máscara, tres de las películas que marcarían para siempre su carrera. Y a partir de ahí se convirtió no solo en una estrella, sino en una especie de leyenda de la comedia en la que su sola presencia era sinónimo de risas aseguradas y que siguió acaparando éxitos durante toda la década y también la siguiente.
A su año debut en pantalla grande le seguirían otros papeles míticos: del icónico Enigma en la inolvidable Batman Forever (1995) hasta uno de los papeles de los que se sentiría más orgulloso aunque le arrebataran su merecida nominación al Oscar, El show de Truman, en 1998. Tampoco nos olvidamos de Mentiroso compulsivo, Man on the Moon, Yo, yo mismo e Irene, Como Dios o de Una serie de catastróficas desdichas de Lemony Snicket.
Sin embargo, esa energía aparentemente inagotable y ese buen rollo que se apoderaba de todo cuando el cómico aparecía en pantalla resultó ser, en muchas ocasiones, el resultado de la coraza que Carrey quería mostrar. Un Carrey que con el tiempo reconocería haber lidiado con la depresión y problemas de salud mental. Su vida familiar, como él mismo contaría, no fue fácil cuando era un niño y no dudaba en asegurar que la principal fuente de ese torrente de talento no era otra que la "desesperación": "La gente necesita motivación para hacer cualquier cosa. No creo que los seres humanos aprendan nada sin desesperación", reflexionaba Carrey ante el periodista Steve Kroft para 60 Minutes en 2009. "La desesperación es un ingrediente necesario para aprender algo o crear algo. Punto. Si no estás desesperado en algún momento, no eres interesante".
Estuve tomando Prozac durante mucho tiempo
"Puede que me haya ayudado a salir de un apuro por un tiempo, pero la gente se queda con él para siempre. Tuve que dejarlo en cierto momento porque me di cuenta de que, ya sabes, todo está bien sin más. Hay picos, hay valles. Pero todos están tallados y suavizados, y se percibe como un bajo nivel de desesperación en el que vives. No obtienes ninguna respuesta, pero vives bien". Entonces aseguraba estar explorando su faceta más mística y haciendo un importante trabajo de introspección.
De sus declaraciones de entonces, duele un poco leer su deseo de "ser el mejor actor que jamás haya existido", porque también sabemos que unos años más tarde daría un paso atrás que acabaría siendo bastante definitivo: se alejaría momentáneamente de Hollywood y solo regresaría recientemente parece que con la intención de retirarse para siempre tras algunos últimos trabajos.
¿Qué le pasó a Jim Carrey? En una entrevista de 2018 con The Hollywood Reporter el actor explicó que había perdido su pasión por la industria del cine, todo lo que durante años había sido el motor de su vida. Así que decidió dar un paso atrás y explorar otras facetas creativas, como la pintura.
Simplemente ya no quería estar en el negocio. No me gustaba lo que estaba pasando, las corporaciones tomando el control y todo eso
Durante aquellos años -entre 2014-2016 y 2018 no sumó ningún nuevo título a su filmografía-, tuvo que hacer frente además, a una triste tragedia en el ámbito de su vida privada: el fallecimiento de su mujer, Cathriona White, en 2015 a consecuencia de una sobredosis medicamentosa que, por si fuera poco drama le puso en el punto de mira cuando comenzaron a salir a la luz informaciones que apuntaban a que los medicamentos provenían de la amplia colección de fármacos que atesoraba.
Asimismo, aunque Carrey no se ha pronunciado al respecto, también se ha hablado sobre la posibilidad de que el actor se viese menospreciado en algún punto de su carrera, cuando el humor cambió y comenzaron a despuntar comedias de otro tipo, que se vio encasillado o que, incluso, dejó de estar satisfecho con los salarios que se le ofrecían.
En cualquier caso, tras un largo periodo alejado, Carrey haría su regreso de la mano de la serie Kidding, de la cadena americana Showtime -Movistar+ en España- en 2018, y a continuación ficharía como el Dr. Ivo Robotnik, el villano, en las exitosas películas sobre el videojuego Sonic.
Me voy a retirar
Tras la segunda parte de la película, Jim Carrey habló abiertamente con Access Hollywood sobre su potencial y, más que probable retirada: "Me voy a retirar. Sí, probablemente. Estoy diciéndolo bastante en serio. Realmente me gusta mi tranquila vida y disfruto poniendo pintura sobre lienzo, adoro mi vida espiritual y siento -y esto es algo que quizá nunca le escuches decir a ninguna otra celebridad- que tengo suficiente", aseguraba. "He hecho suficiente. Tengo suficiente".
Sin embargo, la puerta no está cerrada a su regreso: "Depende", admitía. "Si los ángeles me traen algún guion escrito en tinta dorada que me diga que va a ser muy importante que la gente lo vea, podría continuar el camino, pero me tomaré un descanso".
Y sí, Jim Carrey ahora está bien, pero en su mochila hay historia repleta de altibajos emocionales y probablemente nada sencilla que a veces cuesta creer que pertenezca a la simpática estrella de Hollywood que tanto nos hizo reír en los 90.