Aunque es uno de los clásicos Disney más queridos tanto por los espectadores como por el propio estudio -al que básicamente salvó de su peor etapa-, La Sirenita es una de las historias/películas que más ampollas levantan cuando, con la distancia de los años y sabiendo ver las cosas con perspectiva de género, se cuestionan algunas de las tramas presentes en algunos de estos filmes, referencia para muchos niños y niñas a lo largo de las diferentes generaciones.
Estamos seguros que has escuchado hablar de ello alguna vez: princesas que sueñan con que un príncipe que ni siquiera conocen las salve de su miserable vida mediante el matrimonio, las mujeres como eternas limpiadoras y cocineras sin mayor ambición, la belleza como principal cualidad femenina... Y aunque probablemente Cenicienta, Blancanieves y Aurora fuesen el máximo exponente de todo esto, el mirar estas historias con la perspectiva actual también salpica a otras famosas figuras de Disney, como Ariel o Bella, por mucho que en ellas ya se advirtiese el paso del tiempo y fuesen representadas con mayor autoconfianza y ambición vital.
Con el paso del tiempo todo eso comenzó a cambiar de la mano de Jasmín, Pocahontas, Megara o Mulán, y continuaría hasta llegar a su punto más álgido actual con Merida, Elsa o Vaiana, pero es que, además, las nuevas versiones de acción real que tan populares se han hecho en Disney en la última década son una oportunidad de oro para desprender a las historias originales de sus elementos más cuestionables y darles un nuevo aire con valores más acordes a lo que queremos trasmitir a las nuevas generaciones.
Y no, no se trata de faltarle el respeto ni criticar a los originales, que hay que saber apreciar en su época, sino de ser conscientes de la presencia de estos estereotipos -sin ir más lejos Disney+ añade rótulos de advertencia por contenido racista y xenófobo en algunos de sus títulos-. ¿Cómo mantenerlos en una nueva versión si, de haberse producido las originales en nuestros días, nunca hubiesen estado presentes?
Ariel, de la renuncia al cumplimiento de un sueño
Volviendo a La Sirenita, cuya versión de acción real acaba de llegar a los cines, si hay una razón por la que Ariel siempre estuvo entre las favoritas es porque, de algún modo, se trataba de una princesa diferente.
Ariel era la pequeña de varias hermanas y la favorita de su padre, el Rey Tritón, pero tenía un punto de cobardía hasta entonces no demasiado habitual en este tipo de personajes que marcaba la distancia con sus predecesoras. La joven sirena era curiosa, tenía interés por el mundo exterior y no parecía tener ningún miedo a las aventuras. Hasta ahí todo bien.
Sin embargo, con unas cuantas décadas de distancia y mirándola con otra perspectiva, podían verse otros matices. La historia de Ariel en La Sirenita original es la historia de una joven que tiene que renunciar por amor: renunciar a su familia, a sus amigos, a su voz y también a su cola de sirena para poder estar con un príncipe, una persona a la que no conoce. "¿Por qué siempre se vincula a lo femenino el hecho de hacer de la abnegación una virtud?", se preguntaba el escritor Roy Galán en uno de sus mágicos post dedicado precisamente a defender que La Sirenita no era una historia de amor y a recordar que Eric mantiene su vida absolutamente intacta.
---> OJO. A continuación se revelan detalles fundamentales del 'live action' de 'La Sirenita'. Si no quieres saber nada, es mejor que dejes de leer aquí. <---
Curiosamente, la película dirigida por Rob Marshall ha conseguido depurar todo eso sin necesidad alguna de derribarlo como si de un castillo de naipes se tratase. Porque la historia de La Sirenita era una base maravillosa.
¿Se queda Ariel sin voz? Sí. ¿Desea cambiar su cola de sirena por un par de piernas? También. Sin embargo, el 'live action' del clásico Disney construye al personaje desde el primer momento no solo con el sueño de salir a la superficie, sino de conocer a los humanos y romper la barrera que separa ambos mundos, de demostrar a su padre que su creencia es equivocada y que viven con un miedo que no es real. Y, como parte de esa curiosidad acaba conociendo y salvando a Eric, quien le llama la atención por su bondad y respeto y amor por el mar.
No cegada por amor, sino firme en su convicción y absolutamente atraída por saber más del mundo humano mientras su padre la oprime a llevar una vida que no desea, Ariel acaba sellando el infame pacto con su tía Úrsula a regañadientes, quien, dicho sea de paso "le hace un poco el lío" a la joven sirena. Y otro detalle: lejos de tener a la Ariel de Halle Bailey esperando un beso con desesperación, el conjuro de la bruja del mar incluye como nueva cláusula que la joven no recuerde cómo se rompe el hechizo, lo que se traduce en que los dos jóvenes se enamoren poco a poco y con una sintonía brutal.
Por último, aunque en última instancia Ariel acabe despidiéndose del mar, no lo hace para vivir una vida de princesa, sino para cumplir su sueño y pasar su vida descubriendo mundo a bordo de un barco junto a Eric, un personaje en el, dicho sea de paso, se profundiza más y se representa como un tipo cargado de sueños y un apasionado de las aventuras lejos de palacio. En el final de La Sirenita ambos dejan sus vidas atrás para vivir la vida que siempre ha querido vivir y, esta vez sí, sin renuncias.
Los cambios en las canciones
Y una pequeña mención merecen los cambios en algunas de las canciones de la película, que cuenta con una banda sonora absolutamente reconocible pero que introduce algunos temas nuevos al tiempo que algunas modificaciones en las letras originales. Un trabajo mano a mano por parte de Alan Menken, compositor de la banda sonora de la original y ganador del Oscar por ella, y Lin-Manuel Miranda.
Así lo contaba el propio Menken a Vanity Fair: "Tenemos algunas revisiones en 'Pobres almas en desgracia', con respecto a las líneas que podrían hacer que las jóvenes de alguna manera sientan que no deberían hablar fuera de lugar, aunque Úrsula claramente está manipulando a Ariel para que renuncie a su voz".
"Los hombres no te buscan si les hablas. No creo que los quieras aburrir. Allá arriba es preferido que las damas no conversen, a no ser que no te quieras divertir. Verás que no logras nada conversando, al menos que los pienses ahuyentar. Admirada tú serás si callada siempre estás, sujeta bien tu lengua y triunfarás", decía la letra original que han decidido cambiar.
"Hay algunos cambios en la letra de 'Bésala' porque la idea de que el Príncipe Eric, de alguna manera, se impondría a Ariel", añadía Menken.