El documental Arnold sobre la famosa estrella de Hollywood, deportista de élite y también político Arnold Schwarzenegger está disponible en Netflix desde hace una semana y, tal y como se esperaba, ha dejado un puñado de anécdotas de lo más interesantes sobre la vida del inconfundible actor austroestadounidense. Mientras, la serie original de ficción FUBAR, la primera protagonizada por el intérprete y con grandes 'vibes' a Mentiras arriesgadas, lleva liderando el top global de la plataforma durante las últimas dos semanas, con más de 88 millones de horas de visionado acumuladas.
En el documental, los suscriptores del servicio de 'streaming' de la gran N roja pueden conocer, por primera vez, un poquito más a fondo del lado familiar y más íntimo de la leyenda de acción, pero también anécdotas de su trayectoria profesional, en la que destaca, cómo no, Terminator, la película que ayudó a Schwarzenegger a abrirse camino en Hollywood y convertirse en la estrella como la que es a día de hoy. La película de 1984 fue la primera de una larga saga, pero también la primera colaboración entre el aclamado cineasta James Cameron y el actor.
Una relación profesional de lo más fructífera que se ampliaría en el futuro, pero que también tuvo que hacer frente a algún que otro bache. De hecho, tal y como revela el documental, hubo desacuerdo sobre la que podríamos decir sin miedo a equivocarnos que es la cita más icónica de toda la película: "Volveré".
"En algún momento en medio del rodaje, estábamos rodando la escena de la estación de policía. Se suponía que la línea que decía Arnold era: 'Volveré'", recuerda Cameron, quien coescribió el guion junto a Gale Anne Hurd y no tenía la intención de que esa línea fuera un momento icónico en absoluto. "No se suponía que fuese a ser un gran momento".
Tenía que ser, literalmente: 'No hay problema, volveré (No problem, I'll come back)'. Por alguna razón, Arnold no dijo: 'I'll come back'. Le dije: 'Bueno, di simplemente 'I'll be back'. Hazlo sencillo'.
En la versión doblada de Terminator no cambiaría mucho, pero el punto es que el actor quería cambiar la frase 'I'll be back' por 'I will be back'. Según explica el propio Schwarzenegger en el documental, "I'll be back" le sonó un poco "raro" porque estaba interpretando a un cyborg y sintió que "I will be back" sería un poco más mecánico y apropiado.
Sin embargo, cuando Schwarzenegger le presentó la sugerencia a Cameron, el director fue tajante: "¿Eres el guionista?", a lo que Schwarzenegger, por supuesto, solo pudo decir que no. Así que Cameron fue más tajante aún: "¡No me digas cómo diablos escribir!". Y vale, solo era una contracción, pero es curioso que fuese con la que sería la frase más icónica de la película.
James Cameron finalmente ganó la disputa. "I'll be back" de Schwarzenegger se convirtió en uno de los momentos decisivos en la franquicia Terminator, así como en el cine de la década de 1980. La leyenda de la acción rápidamente se dio cuenta de que Cameron tenía razón y su pequeña diferencia de opinión no estropeó la relación. El dúo volvió a formar equipo en 1991 para producir Terminator 2: El juicio final, otro megaclásico, y luego Mentiras arriesgadas en 1994.