Andrew Garfield es todo un actor de renombre hoy día. Durante su carrera, que comenzó en 2005, ha conseguido ser nominado dos veces a mejor actor en los Oscar gracias a sus papeles en Hasta el último hombre y Tick, tick... Boom! de Netflix. También en los Emmy recibió una nominación por su trabajo en la miniserie Por mandato del cielo.
¿Pero cómo hubiera sido su carrera si hubiese comenzado protagonizando una de las sagas de fantasía más icónicas del 2000? Seguramente que muy diferente, a pesar de que no se llegase a terminar. Efectivamente, estamos hablando de Las Crónicas de Narnia.
La primera película, titulada Las crónicas de Narnia: El león, la bruja y el armario, se estrenó en 2005, año en el que comenzó la carrera de Garfield con trabajos en series como Sugar Rush y Swinging. El actor The Amazing Spider-Man intentó unirse a la saga que adaptó las novelas de C.S. Lewis en su secuela Las crínucas de Narnia: El príncipe Caspian.
El actor reveló en una entrevista con Entertainment Tonight que hizo las pruebas y pensó que se iba a hacer con el papel, pero le dijeron que no era lo suficientemente guapo para serl el príncipe Caspián Ben Barnes fue el elegido para dar vida al personaje.
Recuerdo que estaba desesperado por hacer el 'casting' del príncipe Caspian para 'Las Crónicas de Narnia' y pensé: 'Podría ser esto. Pod´ria ser esto'. Y ese guapísimo y brillante actor Ben Barnes terminó llevándoselo
Garfield cree que todo se redujo a él y Barnes y, finalmente, se decantaron por este último. Garfield, no obstante, quiso saber la razón detrás de esta decisión y, tras insitir mucho, su agente le respondió: "Se rompió tras mi incesante persistencia y me dijo: 'Es porque no creen que eres lo sucientemente guapo, Andrew".
Pese al chasco que se llevó, con el tiempo se ha dado cuenta de que quedarse con Barnes fue la decisión correcta. "Ben Barnes es un hombre muy atractivo y talentoso. En retrospectiva, no estoy enfadado con la decisión y creo que hizo un gran trabajo", concluye.