Todos lloramos al ver por primera vez Titanic mientras, en el fondo, nos preguntábamos por qué Rose y Jack no se iban turnando en la tabla para no morir uno u otro. Pero había alguien, entre el público, que no podía llorar, preocupado por un tema mucho menos mundano: el cielo. Y es que Neil deGrasse Tyson, presentador de la nueva Cosmos, vio un problema gravísimo. El cielo que se veía en un par de planos no era el mismo que se hubiera visto en esa latitud el 15 de abril de 1912 a las 4:20 de la mañana.
Paren las rotativas
El científico se dio cuenta del error en 2002, y James Cameron, conocido por su perfeccionismo enfermizo, no pudo mover baza hasta que lanzó la edición en tres dimensiones de 2012. Es el único cambio de la película, y se llevó a cabo después de unos cuantos correos con Degrasse donde le pidió, por favor, el mapa estelar correcto. Ni corto ni perezoso se lo entregó y Cameron estuvo un buen tiempo dedicándose a poner las estrellas en su lugar, para calma de la comunidad científica más picajosa.
Lo que no pudo hacer fue cambiar una frase incorrecta de la película que unos cuantos pillaron al vuelo: cuando Jack cuenta que una vez se fue a pescar en el hielo del Lago Wissota, en Wisconsin. Teniendo en cuenta que el lago se construyó en 1917, cinco años después, Jack puede que se librara de la muerte viajando en el tiempo una vez más, ¿no?
Hay algunos otros errores más perdonables: por ejemplo, el de la última canción de la banda de música, que en la película es la versión americana de Nearer my god to thee en vez de la inglesa, pero hay que mirar con lupa porque Cameron hizo un trabajo de auténtico escándalo. Bueno. Al menos en todo lo que no tiene que ver con lagos helados y cielos estrellados, claro.