Mientras el año 2017 fue un año de grandes éxitos en taquilla con varios títulos superando la compleja barrera de los mil millones de dólares -La bella y la bestia, Star Wars: Los últimos Jedi o Fast & Furious 8, entre otras- también fue, como todos, el año de algunos grandes batacazos inesperados. La cosa pintaba diferente para la épica película de aventuras y fantasía Rey Arturo: La leyenda de Excalibur de Guy Ritchie, el 'thriller' psicológico protagonizado por Michael Fassbender El muñeco de nieve o la película de desastres Geostorm, pero todas ellas fueron un auténtico fracaso.
En el caso de esta última, la película dirigida por Dean Devlin y protagonizada por Gerard Butler había costado nada más y nada menos que 120 millones de dólares, de los cuales 15 millones fueron desperdiciados en regrabaciones que no sirvieron de nada. Una enorme inversión que al final solo se tradujo en decenas de millones de pérdidas para Warner, algo que comenzó a preverse ya en su primer fin de semana en taquilla.
Las malas previsiones para Geostorm se hicieron palpables cuando, en el primer fin de semana de su estreno, el más importante en el ciclo de vida en salas de cualquier películas, la cinta recaudó solo 13,3 millones de dólares en Estados Unidos, y unos relativamente escasos 68 millones en todo el mundo, una cifra que ya entonces se consideró muy baja para una película de este rango de presupuesto. De hecho, según señalaron entonces los expertos, Geostorm necesitaría recaudar un total de entre 300 y 350 millones para alcanzar la rentabilidad, algo muy poco probable con el estreno de Thor: Ragnarok a la vuelta de las esquina.
Y así fue: Finalmente, la película recaudó 221 millones de dólares, 100 millones por debajo de las previsiones de rentabilidad y generando pérdidas a Warner de 71,6 millones.
Pero es que, además, la crítica tampoco tuvo piedad con la película de Butler, que cuenta con un penoso 17% de valoraciones positivas en el portal de críticas Rotten Tomatoes. Entre las lindezas que se le dedicaron en su día tanto a la película como a su director -quien debutaba tras las cámaras-, podemos mencionar las que le señalaron como un "mal imitador de Roland Emmerich", aunque el resumen es, básicamente que no tenía nada bueno. Todo fallaba: la historia, los personajes e incluso la ausencia de efectos visuales impresionantes que, en una película de desastres, serían imprescindibles.
En Geostorm, cuando la red de satélites diseñada para controlar el clima global empieza a fallar, un obstinado ingeniero de comunicaciones se ve obligado a trabajar junto a su hermano, con el que lleva años sin tener contacto, para tratar de salvar el mundo de una tormenta de proporciones épicas. Mientras, una conspiración trata de hacer caer el gobierno.
